La fiesta de Pat
Con una afluencia de público superior a la registrada en el concierto de Miles Davis, Pat Metheny tuvo su noche triunfal. Hace 12 años que tiene al excelente teclista Lyle Mays como socio, y desde 1982 mantiene, con apenas cambios, la formación de su grupo donde cada uno se nueve con los demás. El bajista Steve Rodby, para no fallar ni una, y un juego de percusiones y voces encomendado a Paul Wertico, Armando Margal y Pedro Aznar. Temas antiguos y las composiciones de su último disco, Letter from home, todo ello seguido con entusiasmo por un público en su mayona entregado a la autodisciplina del culto a la estrella.Después de tanto éxito y de tanta felicidad de músicos y público cuesta ponerse impertinente, pero vamos para allá. A todos nos asombra el, portentoso músico Pat Metheny, y lo que algunos no entendemos es cómo ha anclado sus naves en este punto de arribada. Metheny, él lo dice, aprendió de Clifford Brown, de Omette Coleman, de Coltrane; ahora parece aprender sólo de sí mismo, y tiene espacio, desde luego, pero su opción brasileña no parece ir más allá de lo que, en Brasil, hacen otros. Pat y su grupo consiguen una música fresca y atractiva, pero cuando llega a su zona más sensible, ésta se ve desplazada, alejada por el colosalismo del espectáculo, que se presenta en el formato de un concierto de rock.
Pat Metheny Group
X Festival de Jazz. Palacio de los Deportes. Madrid, 15 de noviembre.
Un éxito colosal que puede hacer recordar que el jazz no conoce otra vía de comunicación que el acercamiento íntimo, el que produce gruñidos inaudibles y no berridos de turbamulta.
Babelia
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