La gran cicatriz
De todos los proyectos asociados indirectamente a Barcelona 92, la construcción de los nuevos cinturones de ronda y la ampliación del aeropuerto de El Prat son las obras que suscitan una mayor expectación. Los cinturones, dibujados desde hace años en la planificación urbanística de la ciudad, darán una respuesta mínimamente efectiva al creciente colapso circulatorio de Barcelona. Los dos cinturones, que avanzan como una gran cicatriz por la sierra de Collserola y la franja costera, no han creado grandes problemas en las expropiaciones porque los afectados hace años que estaban sobreaviso. Sin embargo, en su lento avanzar, la contestación popular ha obligado al Ayuntamiento a cubrir más tramos de lo previsto -como es el caso del distrito de Nou Barris- o a suavizar nudos de circulación, como el del barrio de Trinitat Vella. Pero todas estas concesiones tienen un precio. Para escándalo de los responsables del MOPU, el Cinturón del Litoral costará unos 10.000 millones más de lo presupuestado.Desde hace unos meses, cada mañana, cuando los hombres de negocios de Barcelona van a El Prat para embarcar en el puente aéreo hacia Madrid pueden comprobar lo que las excavadoras han hecho el día anterior. Y es que las obras del aeropuerto causan pavor entre quienes tienen más miedo al ridículo, porque el aeropuerto es como la primera postal de Barcelona, la alfombra que en 1992 pisará esa cohorte que responde al apodo de familia olímpica. Para los que han llegado al convencimiento de que El Prat es una vergüenza, la reforma proyectada por el arquitecto Ricardo Bofill parece insuficiente. Son 25.000 millones de pesetas invertidos por el Ministerio de Transportes en un proyecto presupuestado inicialmente en 17.000 millones.
El juego malabar en los presupuestos no es exclusivo del aeropuerto. La torre de telecomunicaciones de Collserola, diseñada por el arquitecto británico Norman Foster, llamada a ser el pirulí más alto de España y que ha de garantizar la distribución de las imágenes de los JJ OO a 3.500 millones de telespectadores de todo el mundo, también costará más del doble de lo previsto. La obra lleva meses de retraso, pero sus responsables aseguran que el día D estará a punto. También estarán acabados los nuevos hoteles previstos por el Ayuntamiento en un plan urbanístico que motivó un importante zafarrancho con la Generalitat. De ellos, el más grande, junto a la Diagonal, será propiedad del príncipe saudí Turki ben Naser ben Abdul Aziz, primo hermano del hijo del rey Falid, miembro del Comité Olímpico Internacional.
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