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Retrato de Nabokov a partir de sus cartas

Publicada su correspondencia entre 1940 y 1977

Un libro de cartas del escritor soviético-norteamericano VIadimir Nabokov (1899-1977), que acaba de aparecer en el mercado literario de EE UU, permite adivinar la personalidad del autor de Lolita de una forma mucho más clara que a través de sus propias obras y ensayos más famosos. El libro, Vladimir Nabokov Selected letters, 1940-1977, muestra a este maestro de la literatura del siglo XX como un ser "satírico, austero, frío y de alguna forma inhumano", según ha reconocido su propio hijo, Dmitri Nabokov, editor de esta obra, que ha causado impacto en el mundo de las letras americanas.

Nabokov escribió multitud de cartas entre 1940 y 1977, año en el que falleció mientras se encontraba en el Palace Hotel de Montreux (Suiza). El libro recoge unas 400 cartas de ese período y del comprendido entre 1923 y 1939. Estas cartas representan un valor literario e histórico incalculable.Entre los documentos personales que ahora se han hecho públicos aparecen algunas cartas que reflejan las luchas que Nabokov mantuvo con algunos de los editores más conocidos de EE UU para conseguir preservar su integridad y el derecho de sus lectores a conocer su obra con exactitud. También aparecen muchos documentos que dejan al descubierto sus negocios, y para evitar un largo relato comercial, el editor incluye algunas cartas familiares sin que siempre se respete el orden cronólogico de las mismas.

Entre sus cartas destacan especialmente aquellas que dejan al descubierto su lucha para conseguir que el espíritu de su turbadora obra Lolita (1955) se respetara, su deseo de que Lolita tuviera buenas traducciones y que su versión cinematográfica, protagonizada por James Mason y dirigida por Stanley Kubrick en 1962, mantuviera sus más estrictos estándares literarios. ,

En sus cartas, Nabokov relata su opinión sobre otros escritores y sobre su libertad personal y artística, así como sus ideas políticas, distintas facetas que durante muchos años de su vida estuvieron coartadas.

El lado humano del escritor también queda al descubierto a través de las 580 páginas de este volumen publicado por Harcourt Brace Jovanovich Publishers, de Nueva York. Nabokov, un experto en lepidópteros -mariposas-, está considerado como uno de los más versátiles escritores de este siglo.

Su éxito en EE UU, adonde llegó en 1940, no se basó en el éxito comercial de Lolita, Pale fire (1962) y Ada (1969), sino en su monumental traducción del ruso al inglés de Eugene Onegin, de Pushkin, y en sus constantes conferencias y ensayos sobre literatura. El gran reto de Nobokov en aquellos años fue convertirse de un discutido autor soviético en un prolífico y agudísimo autor inglés. La historia ha demostrado que Nabokov lo consiguió.

VIadimir Nabokov nació en San Petersburgo, -hoy, Leningrado- en 1899. Su infancia y adolescencia estuvieron seríamente marcadas por la revolución bolchevique. La fortuna de su familia fue expoliada en 1919 y ese mismo año tuvo que exiliarse a Cambridge. Posteriormente viajó a Berlín y en 1939 declinó una invitación del Gobierno soviético para poder regresar a su país. En 1940 llegó a EE UU, y cinco años más tarde se convirtió en ciudadano norteamericano. En este país de adopción ejerció como profesor de literatura -Cornell-Harvard-. Estados Unidos fue su refugio hasta 1959, año en que viajó a Montreux para residir ahí hasta la fecha de su muerte, el 2 de julio de 1977.

Desilusión

Selected letters, 1940-1977 deja al descubierto su alegría cuando la censura británica autorizó el filme Lolita. En una carta a Kubrick fechada en Montreux el 17 de diciembre de 1967, Nabokov comunica su desilusión .no sólo por no haber sido el primero en ver la película, sino también. por no haber estado informado del desarrollo de la obra".Una de las cartas más curiosas es Ia de su renuncia a convertirse en miembro del Instituto Nacional de las Artes y las Letras suizo por considerar que no tenía tiempo para "ser un miembro activo" y porque "socialmente soy un inválido".

El autor también se carteó con el cineasta Alfred Hitchcock, con quien entabló una relación estrictamente comercial. Su intrarísigencia a la hora de hablar de arte queda tan clara a lo largo de sus cartas como su opinión, en 1951, de que la mejor traducción al inglés de El Quijote era la de Samuel Putman.

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