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Un buque de guerra de EE UU intentó desviar un avión de línea regular que volaba de Melilla a Málaga

Miguel González

Un buque de guerra norteamericano, posiblemente una fragata, intentó el pasado 30 de octubre, a las cinco y media de la tarde, identificar primero y desviar de su ruta después a un avión Fokker 27 de Aviaco, con 44 plazas, que cubría la línea regular Melilla-Málaga. La conducta del navío, que originó una situación de tensión en el centro de control del aeropuerto de Málaga, donde se apercibieron de lo que sucedía, ha sido considerada irregular y peligrosa por distintos expertos consultados por EL PAÍS. El portavoz de la sección de UGT de los controladores de Zaragoza, José Antonio Mas, ha denunciado el incidente.

A las 17.30 horas del pasado 30 de octubre los controladores del aeropuerto de Málaga, que tienen permanentemente conectada la frecuencia de guardia militar, pudieron escuchar como un buque de guerra norteamericano, que navegaba en dirección al Estrecho por aguas internacionales, se dirigía imperativamente a través de la misma a un avión que volaba a 8.000 pies de altura (unos 2.400 metros), y le pedía que se identificara.Intantes después, el navío, que por sus características parecía ser una fragata de la Sexta Flota de los EE UU, repetía su mensaje a la aeronave, ordenándole en esta ocasión que cambiara su ruta y se elevara hasta los 10.000 pies de altura.

Los controladores de Málaga comprobaron que la aeronave a la que de esta forma se dirigía el buque norteamericano era un Fokker 27 de Aviaco, con 44 plazas, que cubría la línea regular de Iberia entre Melilla y la capital de la Costa del Sol. El avión había salido hacia las 17.15 horas de la plaza norteafricana y en ese momento se encontraba sobre el Mediterráneo, a unas 50 millas (90 kilómetros) de Málaga.

Los mensajes que le lanzaba el navío no podían ser recibidos por el Fokker, ya que el primero utilizaba la frecuencia de emergencia militar (243.0 UHF), mientras que el segundo operaba en frecuencia civil de guardia (121.5 VHF). El centro de control d.- Málaga, tras unos instantes de nerviosismo, se puso en contacto con el buque de guerra para indicarle que la aeronave a la que: se estaba dirigiendo imperativamente, y que respondía al rádar en familia 36, era un avión civil de línea regular que volaba por el espacio aéreo español y no sobre aguas internacionales, como aseguraban los norteamericanos en sus mensajes.

Los controladores de Málaga reprocharon al buque lo incorrecto de su proceder y le indicaron que si deseaba alguna información se pusiera en contacto con las autoridades militares españolas. Parte de este diálogo pudo ser escuchado por el comandante del Fokker, quien se alarmó al comprender lo que sucedía. El centro de control del aeropuerto malagueño elaboró posteriormente un informe sobre el incidente. En el mismo no se indica la identidad del navío de guerra, aunque todo indica que se trataría de una fragata con dos helicópteros a bordo.

Irregularidades

En opinión de José Antonio Mas, secretario general de la sección de UGT de los controladores del aeropuerto de Zaragoza, el comportamiento del buque estadounidense fue irregular, pues si éste deseaba conocer la identidad del avión, debía haberse puesto en contacto con las autoridades españolas, responsables del control del espacio aéreo de la zona, y no intentar interpelarle directamente.

Respecto a su pretensión de que el Fokker cambiara la ruta, sin contar con el centro de control de la zona, no sólo es irregular sino también peligrosa, pues otra aeronave podría haber estar volando a dicha altitud. La tensión vino provocada también por la imprevisible respuesta del buque al hecho de que el Fokker no respondiera a sus mensajes, que por otra parte no podía recibir.

Fuentes militares españolas se mostraron sorprendidas al conocer el incidente e indicaron que la única explicación es que los responsables del buque "sufrieran alucinaciones" o bien "estuvieran realizando unos ejercicios que podrían ser entorpecidos por el avión civil". En ese caso, el navío debió dirigirse a las autoridades españolas en vez de pretender ejercer el control aéreo por su cuenta. Expertos civiles en navegación aérea señalaron, por su parte, que la conducta de los norteamericanos "violó todas las reglas internacionales, salvo que en el convenio de cooperación militar haya algún artículo que les permita actuar así".

Por otra parte, controladores de Santander han denunciado que el pasado 24 de agosto, a las 16. 10 horas de la tarde, tres aviones Phantom norteamericano sobrevolaron la zona comprendí da entre el aeropuerto y la capital, a 3.000 pies de altura, sin conectar en ningún momento con el centro de control aéreo.

Los controladores recordaron el derribo del Airbús iraní en el golfo

Durante los instantes transcurridos desde que escucharon los mensajes lanzados por el buque norteamericano al Fokker de Aviaco, hasta que se pusieron en contacto con el primero para conminarle a que depusiera su actitud, algunos controladores del aeropuerto de Málaga, sumidos en la perplejidad, recordaron lo sucedido el 3 de julio del añopido en el Golfo Pérsico, según han manifestado ellos mismos a este diario.En aquella ocasión, el crucero norteamericano Vincennes derribó con un misil a un avión comercial Airbus-300 iraní con 290 personas a bordo. Según el capitán del buque, la decisión de derribar el avión la tomó porque éste no contestaba a las reiteradas órdenes que se le dieron para que se identificara y porque lo confundió con un caza F-14.

Tampoco el Fokker de Aviaco respondió a los mensajes que, por frecuencia militar, le dirigía el buque de EE UU, ya que no podía escucharlos. Respecto a la posibilidad de que se le confundiera con un caza, parece remota, según los expertos, debido a la altitud y velocidad a la que volaba, así como la familia de rádar en la que respondía. Además, al tratarse de un vuelo de línea regular, realizado en el horario previsto, el capitán del navío debía tener conocimiento de su identidad y ruta. Sin embargo, actuó como si las ignorara.

La diferencia más importante entre ambos incidentes, aparte de la más sustancial, que es su desenlace, radica en que el primero se produjo en una zona caliente, afectada por un conflicto bélico, mientras el segundo ha tenido por escenario un área en la que parece excluido cualquier motivo de tensión. Sin embargo, esta circunstancia no impidió que un DC-9, que volaba entre las poblaciones italianas de Bolonia y Palermo, fuera derribado, presuntamente por un misil, el 17 de junio de 1980, o que un Boeing 747 surcoreano fuera abatido por cazas soviéticos, el 1 de septiembre de 1983, sobre la isla Sajalin (URSS).

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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