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Las recetas del FMI hunden a Venezuela en una profunda recesión económica y social

El programa económico del presidente Carlos Andrés Pérez, inspirado en las pautas del Fondo Monetario Internacional, ha sumido a Venezuela en una profunda recesión, y ya se habla de un virtual fracaso si al finalizar el año el Gobierno no consigue la reducción de la deuda externa y traer dinero fresco del extranjero.

A 10 meses de gestión gubernamental con la aplicación de ajustes aconsejados por el FMI, la economía nacional venezolana no ha hecho sino retroceder y entrar en una parálisis que puede prolongarse por tres años más, según los pronósticos de los especialistas. Al finalizar el año 1989 el producto nacional bruto registrará una tasa negativa entre un 6% y un 9%, la inflación alcanzarán un 80%, el desempleo un 20% y las reservas internacionales caerán a su más bajo peldaño por pagar cerca de 3.000 millones de dólares por el servicio de la deuda.A nivel social, las medidas de ajuste han empobrecido a los pequeños y medianos empresarios; la floreciente clase media ha caído a una situación de subsistencia; las grandes empresas están cerrando sus puertas y echando a los obreros; la producción agrícola disminuyó en un 40%; la desnutrición y las enfermedades se han incrementado; la pobreza crítica sube a un 40%.

A este rosario de males venezolanos hay que añadirle el aumento de la delincuencia, la inseguridad personal y la marginaldad. De acuerdo con cifras oficiales, de 1978 a 1989 el estrato de población marginal aumentó a 8.331.000 habitantes que representan el 43% de la población y que viven en 3.769 barrios de ranchitos o chabolas.

Buena conducta

No hay nadie en el país que no padezca las consecuencias del plan económico de Pérez. Su precio era el "certificado de buena conducta" del FMI, como lo calificó el ex presidente Rafael Caldera.El plan shock: devaluación del 200% de la moneda, liberación de las tasas de interés bancario, aumento de los precios y eliminación gradual de los aranceles, causó un duro golpe a la población entera, que no estaba preparada para recibir tal impacto. Transcurridos los primeros seis meses de Gobierno, se observó cierta confianza en el comportamiento de la inflación, la tasa de cambio del dólar y los intereses bancarios, que apuntaba a un equilibrio y repunte del movimiento de la economía.

Todo indicaba que los intereses bancarios iban a bajar del 37% para iniciar la reactivación tan anhelada. Sin embargo, en el último mes el Banco Central de Venezuela ordenó subir nuevamente el interés al 40% para frenar el alza del dólar que se cotiza en estos momentos a 42 bolívares. La medida fue para frenar la liquidez bancaria que se ha dedicado a comprar y revender la divisa, más conocido como operación centrifuga del dólar. Los bancos han visto que con el dólar pueden hacer mejor negocio que con sus actividades normales, ya que con esos intereses tan altos nadie quiere pedir prestado y en consecuencia la industria y la construcción se encuentran paralizadas.

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