Stanley Donen: "Quieren que vuelva a hacer mis viejas películas, pero ya están hechas"
ENVIADO ESPECIAL Un libro de Juan Carlos Frugone, Y no fueron tan felices, la proyección por primera vez completa y reunida de su Mímografia, y una calurosa recuperación por el público vallisoletano de su maravillosa película Charada, son los tres hitos del magnífico homenaje que la Seminci ha ofrecido al cineasta norteamericano Stanley Donen, un clásico viviente al que los productores piden ahora que repita sus viejas joyas del cine musical, y él les responde: "¿Para qué, si ya están hechas?".
No era fácil imaginar a Donen -un superviviente de la edad dorada de Hollywood- tan joven, al menos en apariencia. Tiene 65 años, pero aparenta 10 menos y da la impresión de ser un director de cine primerizo en busca de productor para hacer su primera película, cuando a sus espaldas tiene algunos títulos indispensables de la historia del cine, como Un día en Nueva York, que realizó en 1948, Cantando bajo la lluvia, Siete novias para siete hermanos, Siempre hace buen tiempo, Charada y Dos en la carretera, que es su última obra perfecta, realizada en 1966.Dirigió Donen, entre otras estrellas incombustibles, a Fred Astaire, Gene Kelly, Ingrid Bergman, Audry Hepburn, Cary Grant, Frank Sinatra, Elisabeth Taylor, Ann Miller, Vera Ellen, Donald O'Connor, Debbie Reynolds, Cyd Charisse, Janet Leigh, Bob Fosse, Merle Oberon, Jayne Mansfield, Yul Brinner, Deborah Kerr, Robert Mitchum, Sophia Loren, Richard Burton, Rex Harrison y un etcétera que abarca otros tantos de talla parecida.
"Casi todos se han rnuerto", dice Donen con una flema probablemente aprendida de sus dos décadas de vida en Londres, que le da un aire profesoral, serio, casi triste, que no encaja bien en la imagen de un director que imagin algunos de los capítulos más luminosos y alegres de la historia del cine. Baste con recordar su frenético baile del granero en Siete novias para siete hermanos o la ducha de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia.
Pasión por el cine musical
¿Por qué no hace usted más películas musicales? "No lo sé", contesta Donen, "quizá porque ya están hechas". Un día de 1966 este campeón de la alegría se puso serio y realizó un formidable y áspero guión de Frederick Raphael titulado Dos en la carretera. "La película no gustó a la gente en la medida que esperábamos", dice Donen. "Tal vez era demasiado dura para aquellos tiempos. Trata del matrimonio y el matrimonio es un negocio que a mi juicio siempre acaba en la ruina. Me han pedido que la vuelva a hacer, pero les he advertido a quienes me lo propusieron que sigo pensando lo mismo acerca del matrimonio, que es un desastre".A este glorioso veterano le gusta hablar más del futuro que del pasado: "Estoy preparando otra película también con un guión de Frederick Raphael". Le interrumpen: "Es cierto que su pasión por el cine musical la provocó en los años treinta Fred Astaire". Con cierta desgana, Donen hace memoria: "Astaire tenía mucho estilo, y trabajaba mejor cuando no se sentía dirigido. La sensación de libertad daba alas a su imaginación e inventaba cosas que él creía que no estaban programadas, aunque de hecho lo estaban. Yo no creo en la improvisación. Y Fred Astaire, en el fondo, tampoco era de los que improvisaban".
¿Por qué no hace usted sus propios guiones? "Para eso están los escritores, que los hacen mejor que yo. Yo hago películas, no las escribo. Y nunca se han presentado mis películas tan bien como ahora, aquí, en este Festival. Es la primera vez que alguien reúne mi obra completa".
¿Se enfadó después de oír la pacífica melodía de Cantando bajo la lluvia en una violentísima escena de La naranja mecánica? "No, dice el cineasta, porque Stanley Kubrick es un buen amigo mío". ¿Y Cary Grant, era amigo suyo después de hacerle ducharse vestido en Charada? "No, Cary Grant se enfadó mucho a causa de aquella escena, pero el agua de la ducha era templada. Una vez, años antes, tuve que ducharme yo también vestido por una serie de circunstancias. Decidí meter aquel recuerdo en la película. Pero lo cierto es que no me gustó ducharme vestido".
Babelia
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