_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El espectro de la locura

Andrés Fernández Rubio

De los actores españoles consultados que han interpretado a Harnlet, ninguno se sintió literalmente perturbado por el personaje. Nuria Espert vio en Londres el trabajo de Daniel Day Lewis (Mi hermosa lavandería, Una habitación con vistas, La insoportable levedad del ser), y supo que semanas después el joven actor sufrió una alteración de su personalidad, mientras interpretaba a Hamlet, que le obligó a abandonar las funciones.Lewis, según le comentó un responsable del montaje, se preparó durante meses para el papel, y, a medida que avanzaban las representaciones, sus compañeros notaron que comenzaba a trabajar sobre el personaje en el vértice de la locura. Uno de los días comenzó a repetir frases de la escena de Hamlet con el espectro una y otra vez, y hubo que parar la función.

José Luis Gómez explica que su manera de reflejarse en Harnlet no le ha acercado a la locura sino más bien al enríquecimiento personal, "porque detrás de la palabra antigua y extraordinaria de Shakespeare está Séneca, o Platón, y otros clásicos latinos y griegos, y eso da mucha vida y hace mucho bien", dice. "A mí me da fuerza abordar al personaje desde el ángulo de un hombre implicado en la aventura de vivir".

Otro tipo de locura, más castiza, sucedió en el montaje de Marsillach durante la representación del día de Nochevieja. En la escena en la que el espectro del padre de Hanilet se le aparece a éste, el actor que caracterizaba al fantasma se despidió del príncipe con un '¡Adiós, hijo mío!... y Feliz Año Nuevo', al que el público respondió con aplausos fervorosos.

Al terminar el acto, Marsíllach persiguió al espectro espada en mano, pero el rápido actor se atrincheró en su camerino hasta que vio los ánimos calmados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_