"Un aroma de lejanía"

Conocí a Albertina en Santiago de Chile, donde ella dirigía o trabajaba en una tienda de flores. Había acudido a una recepción en la Embajada de España y me explicó la historia de las cartas y poemas que tenía depositados en el Banco Exterior. No ignoraba mi gran interés por la obra de Pablo Neruda y me dijo que había decidido vender al Banco todos aquellos manuscritos porque estaba segura de que se haría un uso digno y respetuoso.Pensé entonces editar un libro y preparar una exposición, pero para ello era necesario hablar con la viuda de Neruda, Matilde Urrutia. Pasé una tarde con ella en la casa legendaria de Isla Negra, y dio su consentimiento. Se hizo una edición no venal de facsímiles de los manuscritos con textos introductorios de Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Jorge Edwards, Francísco Umbral y la propia Albertina.

El libro, como escribí en su presentación, es así el recuerdo de unos recuerdos. Cartas sin respuesta, que su destinataria fue conservando cuidadosamente, como un tesoro antiguo, toda la vida, hasta sus 80 años cuando casi todo, la juventud, el amor, los años, el fervor y la esperanza, habían pasado.

Al recordar esta historia cualquiera de nosotros puede escribir en una hora de nostalgia las mismas palabras de las memorias de Pablo Neruda: "... me detengo, los ojos cerrados, enervado en un aroma de lejanía que yo mismo he conservado en mi lucha pequeña contra la vida. Sólo he vivido ayer".