Manifestación independentista en Timor Este después de la eucaristía del Papa
El minucioso cuidado que el Gobierno indonesio había puesto en preparar la visita del Papa a Dili, la capital de Timor Oriental, se vino ayer abajo a causa de una manifestación contra la anexión de esta ex colonia portuguesa a Indonesia, que la ocupó en 1975. Los gritos por un Timor Este independiente resonaron en portugués y tetum, después de que Juan Pablo II concluyera, con las palabras ite missa est, la celebración eucarística de la que se preveía la etapa más polémica del viaje que el Pontífice realiza al sureste asiático.
Faltaban 15 minutos para las 14.00 horas (las siete de la mañana en España) cuando un grupo de 20 jóvenes rompió los cordones de seguridad y dio gritos de "viva el Papa". La policía -armada con enormes porras de madera- los echó hacia atrás. El Papa se quedó mirando a los jóvenes durante un minuto. Luego se dirigió a cambiarse y fue cuando la explanada de Tassi-Tolu (Los Tres Lagos) -presidida a un lado por el altar y al otro por dos monumentales fotos del presidente Suharto y el pontífice-se convirtió en un campo de batalla. La versión oficial era, entonces, que un grupo de jóvenes de aldeas lejanas querían acercarse a Juan Pablo II, según dijo un alto cargo del Gobierno de Yakarta.Una segunda oleada de manifestantes -varios centenares llegó a unos 20 metros del altar intentando exhibir una pancarta en la que, al parecer, figuraba escrito en letras rojas sobre fondo azul la siguiente frase: "El Fretilin [Frente de Liberación de Timor Este] saluda al Papa". Entonces comenzaron los incidentes más destacables. La policía golpeó con sus enormes porras a los manifestantes e Intentó arrinconarles hacia el fondo de la explanada, lejos de la Prensa, que inició, a su vez, su particular batalla con los agentes del orden.
Contra los fotógrafos
Mientras, arreciaban los gritos en favor de la independencia de Timor. Las fuerzas de seguridad comenzaron a actuar a partir de entonces con mayor contundencia con los informadores gráficos. A dos de ellos les fue arrebatada la cámara violentamente y los carretes velados. Los manifestantes, en medio de una intensa polvareda, se defendían lanzando sillas y piedras contra la policía. Miles de personas -se calcula que a la misa asistieron unas 80.000- huían de la refriega. El Papa acababa de hablar de reconciliación y de su homilía se desprendía un cierto reconocimiento del status quo que tiene Timor, aunque pidió respeto para las tradiciones.Juan Pablo II -que suprimió actos posteriores en Dili- había recordado durante la misa los sufrimientos y la destrucción que ha sufrido Timor Este. "Muchos inocentes han muerto, mientras otros han sido víctimas del odio y de las represalias", dijo el pontífice a los timoreses del Este, un pueblo compuesto por unos 650.000 habitantes que ha visto mermada su población después de la invasión indonesia en unas 200.000 personas, según Amnistía Internacional.
"Rezo", continuó el Papa, "con la finalidad de que todos los que tienen responsabilidades en la vida de Timor Oriental las desarrollen con fuerza y buena voluntad hacia todos, mientras buscan una solución justa y pacífica a las dificultades actuales". Ello, de acuerdo con lo dicho por el pontífice, debe llevarse a cabo mediante la reconciliación.
Las palabras del Papa resonaban en las montañas de TassiTolu. Detrás de ellas, varios centenares de soldados controlaban que los guerrilleros del Fretilin no llegaran hasta las proximidades de donde se desarrollaba la misa para organizar una acción propagandística. Las 80.000 personas que aproximadamente asistieron a la eucaristía figuraban relacionadas en unos registros que las Fuerzas de Seguridad indonesias -unos 13.000 soldados en la parte Este de la isla- realizaron.
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