Los 'siete grandes' ponen en cuestión el secreto bancario
El llamado Grupo de los Siete, que aglutina a los países más desarrollados del mundo, ha puesto abiertamente en cuestión la permanencia del secreto bancario, base del sistema financiero internacional, porque permite el lavado, o reciclaje legal, de los beneficios generados por el tráfico de drogas. Ese cuestionamiento ha suscitado inquietud en varias delegaciones de los 15 Estados que asisten en París a una reunión sobre el tema. La inquietud se debe, en parte, a que Estados Unidos tiene capacidad legal y técnica para imponer control sobre todas las transacciones de más de 10.000 dólares que se realizan en el mundo.
"¿Tienen las administraciones extranjeras fácil acceso a información sobre transacciones financieras o personas que puedan estar implicadas en operaciones de lavado? ¿Cómo se podrían mejorar los intercambios de información (por ejemplo mediante la creación de una base conjunta de datos sobre lavado de dinero)? ¿Es preciso reforzar el actual sistema de acuerdos de cooperación administrativa? ¿Qué medidas podrían estudiarse para implicar a toda la comunidad internacional en un esfuerzo por identificar [las operaciones de lavado]?".Éstas son algunas de las preguntas que estructuran los trabajos de las delegaciones de 15 países que participan estos días en París en una reunión convocada por el Grupo de los Siete. La reunión, que transcurre en el Ministerio de Finanzas bajo el máximo secreto, es la segunda de una serie de cuatro. La tercera reunión se celebrará el próximo mes en Washington, y la cuarta, nuevamente en París en diciembre. De estos encuentros debería salir un estudio que los jefes de Estado y de Gobierno de los siete tomarán en cuenta cuando les llegue el momento de decidir medidas efectivas contra el lavado del dinero del narcotráfico, a comienzos del próximo año.
'Grupo de choque'
Las preguntas reseñadas más arriba son parte de una encuesta que se planteó a los asistentes a estas reuniones en la cita inaugural de septiembre. Estaba previsto que cada uno de los 15 Estados diera su respuesta al cuestionario en esta segunda convocatoria, pero varias de las delegaciones, entre ellas la española, no lo han hecho. Además de los siete (Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Francia, República Federal de Alemania e Italia) participan en este autodenominado grupo de choque contra el lavado del dinero de la droga Australia, Austria, Bélgica, España, Holanda, Luxemburgo, Suecia y Suiza.El tema que les ocupa es conflictivo. El secreto bancario, en tanto que garantía de la libre competencia e incluso del derecho inalienable a la intimidad del individuo, es la viga maestra del actual sistema financiero. No hay banco en el mundo que no ofrezca confidencialidad como el primer elemento de su imagen de marca. El problema es que esa confidencialidad garantiza también el lavado, o trasvase a negocios formalmente legales, de los fondos generados por otras actividades más o menos inconfesables. Instituciones y personas fuera de toda sospecha que huyen del fisco confluyen con los contrabandistas de armas, joyas, metales preciosos o drogas en un mismo mercado, cada vez más pujante y sofisticado, de cuentas numeradas, activos al portador, sociedades de cartera y seguros dudosos.
Río revuelto
La cruzada antidroga emprendida por la Administración norteamericana pugna por abrir la puerta de esa economía sumergida, pero se trata de un río revuelto en el que resulta casi imposible estar al gusto de todos.Suiza, por ejemplo, el paraíso donde ni el fraude fiscal o cambiario ni el contrabando son delitos, ha tratado de preservarse frente al nuevo problema de la droga con un proyecto legal que responsabiliza incluso penalmente a los bancos del origen de sus depósitos cuando éstos procedan del, narcotráfico. Pero mientras esta legislación suiza, que sería pionera en su género, parece bloqueada por un debate interno, el Congreso de Estados Unidos aprobó, el 18 de noviembre del pasado año, la llamada enmienda Kerry, con una orientación bien distinta: esta enmienda respalda la eventual pretensión del Gobierno norteamericano de conocer y registrar todas las transferencias en dólares realizadas en el extranjero que puedan estar relacionadas con el narcotráfico, incluso mediante medidas de fuerza.
La enmienda Kerry resulta conflictiva en el contexto internacional porque tiende a primar la información por encima de cualquier otro criterio. Las transacciones potencialmente relacionadas con la droga son muchas, y expertos norteamericanos han asegurado que su país tiene capacidad informática para procesar todos los movimientos bancarios de más de 10.000 dólares que se realizan en el mundo. Semejante banco de datos proporcionaría a sus usuarios un caudal de información, invalorable desde el punto de vista económico, que superaría con creces -las necesidades estrictas de la lucha contra el narcotráfico.
Esta orientación norteamericana está en el contexto de las reuniones de París, porque el apartado dedicado "a la cooperación administrativa y financiera" está llamado a ser el más novedoso. Los otros dos en que se divide la encuesta antes citada, que estructura los trabajos del grupo, se refieren a "cuestiones legales" y a la Implantación de una estadística sobre el narcotráfico. El primero reitera temas ya abordados en la conferencia de Viena, como es la definición del delito de lavado. El segundo tiene un valor meramente técnico.
La delegación enviada por España a esta sesión de la conferencia de París tiene un nivel meramente informativo.
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