Empresarios, sindicatos y 'verdes' italianos debaten sobre quién debe pagar la contaminación
Hasta Umberto Eco ha mediado en el tema de moda: el ecologismo. Y distingue entre el radical que, dice el famoso autor, debe prever la vuelta a un mundo preindustrial, "aunque la gente no está por pagar el precio" y otro ultrarradical que prevé la vuelta a un mundo preneanderthaliano, dado que "el hombre debería hacerse vegetariano".
El tema, tomado desde otro punto de vista, ha sido el objeto de un importante debate en la ciudad norteña de Grado, entre altos industriales públicos y privados de los sectores más acusados de antiecologismo: el petróleo y la química, representantes de Planeta Verde y miembros del sindicato.El debate organizado durante el congreso sindical que vio reunidos juntos a 1.000 representantes de la UILPEM (el sector del petróleo del gremio sindical socialista-republicano) y a la UILCID (el sector químico de dicho sindicato), puso sobre el tapete la urgente y compleja problemática del tema Desarrollo y ambiente, es decir, cómo conjugar el que la industria pueda seguir produciendo sin acabar de destruir la tierra y que las nuevas fuentes de energía y tecnologías limpias puedan no sólo mantener, sino aumentar los puestos de trabajo.
En el debate participaron entre otros, Gianmarco Moratti, presidente de la industria privada del petroleo (UP); Guido Fatitoni, presidente del mismo ramo pero de la industria petrolera pública (ASíkP), Guido Venturíni director general del sector químico privado (Federchimica), el diputado verde del grupo Amigos de la Tierra, Mario Signorino, y el secretario confederal nacional para las cuestiones del ambiente del gremio sindical Unión Italiana del Trabajo (UIL).
Sin diferencias
El mundo Industrial no polemizó ni con los verdes ni con los sindicatos. La industria italiana tiene hoy conciencia de que el problema del ambiente ya no se puede soslayar. Y así impresionó la postura de Moratti, quien explicó con cifras y casos muy concretos lo que en el sector de la energía se está haciendo para convertirla de "sucia en limpia".No hubo gran diferencia entre las posturas de los industriales públicos y privados, y en algún momento dio la impresión de que los del sector privado se sienten más conselentes del peligro de resistirse a lo nuevo.
Donde el debate se hizo más denso fue cuando se tocó el tema de quién debe empezar a pagar el precio para pasar de una concepción industrial antigua, que no se preocupaba de los efectos del desarrollo, a una nueva que pide que "quien crea polución debe pagar las consecuencias", o tainbién que no deben ser ayudadas por el Estado las industrias que ensucian el, ambiente.
Los industriales insistieron en que "debeinos empezar a pagar todos". Y echaron sobre las espaldas de los políticos la mayor culpa de la actual degradación, con ciertas referencias polémicas a un cierto "ecologismo radical".
El director general de Federchimica, Yenturini, recordó un reciente sondeo de Estados Unidos según el cual el ciento por ciento de los norteamericanos respondió a la pregunta sobre qué precio estarían dispuestos apagar a favor de la ecología: "Todos" fue la respuesta. Pero Venturino subrayó que eso es sólo en teoría, ya que en la práctica hoy nadie renunciaría, no solo al coche, sino a tener un frigorífico, la lavadora o la cocina de gas en su casa.
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