La oreja del adiós
Una corrida larga, eterna, más de tres horas. Una corrida, con cabezas que dan que pensar, blanda y poca lucida. El de los Bayones con nervio y cabeceando, sirvió para que Ruíz Miguel se luciera en su hábil estilo valentón y cortara la oreja del adiós. Manrique estuvo aseado en su primero y voluntarioso en el quinto. Boni, tosco y sin personalidad.
En los jinetes, destacaron la espectacularidad de Cartagena y el afán por someterse a lo clásico de Dómecq. El llamado número del caballito, ya se sabe que apasiona cantidad y colma. Cartagena salió a hombros, pero el personal andaba comentando la despedida de Ruíz Miguel, poniéndole de torero macho hasta decir basta.
Acabó la feria como correspondía: entre tinieblas. Pocas veces brilló la luz de la casta; menos todavía la del poder. El panorama está aterrador. Ya se van dando cuenta más de cuatro de que torear así tiene poco interés.
Benítez / Ruiz Miguel, Manrique, Boni, Cartagena, Domecq
Cinco toros de Benítez Cubero y 4º de Los Bayones. Ruíz Miguel: ovación y saludos; oreja. Jorge Manrique: oreja; silencio. Boni: ovación y saludos; palmas. Un toro de El Torero y otro de Carmen Camacho, para rejoneo. Ginés Cartagena: dos orejas. Luis Dómecq: aviso y silencio.Plaza de La Glorieta (Salamanca), 21 de septiembre. 8ª y última de feria.