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Temor en Brasil a que los 'capos' se instalen en la Amazonia

Romeo Tuma, el comisario jefe de la policía federal brasileña (una especie de FBI) confiesa tener malos presentimientos. Desde que estalló la guerra total entre el Gobierno colombiano y el cártel de Medellín, el superpolicía brasileño teme que le ha llegado su hora de enfrentarse a la poderosa organización criminal. Tuma viajó la pasada semana a Tabatinga, una población sobre la frontera brasileño-colombiana en la Amazonia, y llegó a la misma conclusión de todos los expertos: presionada por los militares y la ayuda norteamericana, la cúpula del narcotráfico colombiano encuentra en la Amazonia brasileña condiciones casi ideales para reorganizarse.

También el Ejército brasileño piensa de la misma manera que el jefe de la policía federal. Puestos fronterizos recibieron refuerzos de hombres y equipo. El ministro de Justicia pidió más atención, pero otro acontecimiento definió mejor la incapacidad de las autoridades brasileñas: un Boeing 737 cayó en la selva y durante tres días no fue posible localizarlo por rádar. La Amazonia es -desde el punto de vista de la vigilancia electrónica- un abismo negro del tamaño de Europa.

Melvin Lavitsky, el subsecretario de Estado norteamericano para asuntos internacionales del narcotráfico, dirigió la ,misma advertencia directamente al Gobierno brasileño: "Estoy preocupado porque los narcos se desvíen ahora a la Amazonia brasileña". La utilización de la Amazonia como una de las , rutas preferenciales para el transporte de la coca hacia el Caribe, y desde ahí para EEUU, ya ocurre hace años. Ciudades como Tabatinga, cuya prosperidad económica se explica sólo por la droga y Manaos, desde siglos un puesto importante de contrabandistas, son eslabones de una cadena.

Centros de consumo

Los barrios miserables de grandes ciudades como Río y Sâo Paulo son centros de consumo y distribución de la droga sin que la policía haya podido hasta ahora combatirlo eficazmente. Pero desde la perspectiva global, la conexión brasileña ha sido más importante sobre todo por su posición como proveedor de éter y acetona, dos compuestos químicos fundamentales para el procesamiento de la pasta de la coca."Pero esto ahora ha cambiado", declaró el juez Alberto Tata Moraes, responsable, en Río de Janeiro, del proceso contra una importante banda de traficantes. "La gente cree que todo en Brasil es mala oración y relax, pero esto ya no sucede con los del narcotráfico. Ellos operan en los mercados financieros, tienen representaciones comerciales legalesy, si no vive todavía con lujo, como lo hacen en Colombia, es porque no llegamos todavía a ese punto" declaró.

Ya llama la atención de la policía brasileña el número de extranjeros detenidos en los últimos tiempos relacionados con el narcotráfico. Hay otro dato interesante: en aeropuertos de Río y Sâo Paulo la aprehensión de la droga permanece constante, pero los informes policiales dan cuenta de que su volumen en todo el país, para consumo interno o en tránsito hacia Europa y Estados Unidos, creció bastante. Y debe llegar este año a las seis o siete toneladas.

La conexión amazónica tiene implicaciones políticas muy graves para el Gobierno brasileño. Las autoridades no controlan la colonización de esta riquísima región, caracterizada por la destrucción -de selva, la loca carrera por el oro,, los conflictos entre campesinos y terratenientes, entre misioneros y el ejército, entre indios y blancos. Informes recientes sobre la presencia de guerrilleros del M-19 colombiano o el Sendero Luminoso peruano en los bordes amazónicos ya han causado alarma entre los militares en Brasilia.

"La Amazonia inestable es una invitación a los intereses y la intervención extranjera", dijo el diario O Estado de Sao Paulo. "La Amazonia es el territorio ideal como refugio de los guerrilleros de la droga o de la ideología, poco importa".

Tuma, el jefe de la policía federal, por ahora aguarda órdenes. Él se dedicó al descanso en el último fin de semana con una extraña misión: viajó a la República Federal de Alemania para entregar los huesos del criminal nazi Joseph Mengele, muerto hace 16 años en Sáo Paulo.

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