El presidente Alan García expresa en Bogotá el apoyo peruano a la guerra contra el narcotráfico

El presidente de Perú, Alan García, estuvo de paso en Bogotá el pasado viernes. El tiempo le alcanzó para dialogar con el presidente Virgilio Barco, para visitar la tumba de Luis Carlos Galán (senador y precandidato presidencial asesinado el pasado 18 de agosto) y para dar un saludo solidario a los dueños y trabajadores del diario El Espectador. En la semidestruida sede del periódico que fue víctima del narcoterrorismo, García dijo: "He venido a Colombia para expresar al presidente Barco mí solidaridad por la lucha que ha emprendido contra el narcotráfico de forma enérgica, y a decir al pueblo colombiano que ésta es también nuestra guerra y que estamos al lado de Colombia con todas nuestras fuerzas y recursos".

Alan García propuso al presidente Barco que se realice en Cartagena, ciudad del Caribe colombiano, una cumbre de mandatarios latinoamericanos para elaborar una estrategia común de lucha contra el narcotráfico.Paralelamente a la corta visita del presidente del Perú, se conoció la noticia de la realización de grandes operativos en el Magdalena Medio. Según el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), en esta zona agrícola y ganadera ubicada en el centro de Colombia, la mafia del narcotráfico ha creado un pequeño Estado. Las autoridades no descartan que allí puedan estar refugiados los grandes de la mafia. En el operativo del viernes fueron allanadas cinco fincas de Gonzalo Rodríguez Gacha, El mexicano.

Según los oficiales de la cuarta brigada del Ejército, se cree que en estas fincas se realizaron entrenamientos de los grupos de autodefensa y que allí estuvieron los mercenarios israelíes y británicos que vinieron a Colombia para entrenar los ejércitos de sicarios. Aseguran también los oficiales que documentos incautados en estas fincas revelan que la mafia es dueña del 40% de las tierras productivas del Magdalena Medio.

Submarinos para escapar

En el mismo operativo fue allanada la isla de La Fantasía. Un informe confidencial del DAS, revelado en el Congreso en octubre del año pasado, dice que esta isla está ubicada en medio de una ciénaga, y que allí el cártel de Medellín posee una finca de recreo acondicionada para grandes encuentros. En ese lugar los narcotraficantes poseen pequeños submarinos para escapar en caso de emergencia hacia el río Magdalena, así como lanchas de rápido desplazamiento para dos personas.

Entre tanto, en Medellín no se detiene la escala terrorista: el viernes fueron quemados ocho vehículos oficiales y un coche bomba estalló frente a las instalaciones de una central telefónica. Cuatro personas resultaron heridas. La bomba del amanecer de ayer sábado fue contra varias fábricas del sector industrial de Itauguí. En esa misma ciudad, las autoridades allanaron la hacienda del rejoneador Dairo Chica, detuvieron a un piloto que supuestamente trabaja para Pablo Escobar y a dos escoltas que trabajaban al servicio de la esposa del jefe del cártel de Medellín. Pero la sorpresa la dio un juez de esa ciudad que dejó en libertad a Luis Fernando Galeano, capturado el pasado 25 de agosto. A Galeano se le señala como contador de Gonzalo Rodríguez Gacha y como uno de los grandes contactos del cártel en los Estados Unidos. Galeano era considerado como uno de los posibles extraditables.

En la capital, Bogotá, sigue el terrorismo telefónico. Varios colegios han suspendido las clases, y las llamadas, anunciando un septiembre negro, y anunciando que se envenenará el agua si no se deja en libertad a Fredy González, hijo de Gonzalo Rodríguez Gacha, no cesan. En medio de este clima, los políticos colombianos continúan su campaña electoral. Hablan a sus seguidores en recintos cerrados y siempre van acompañados de una ambulancia, varias bolsas de sangre de su grupo, y un equipo médico preparado para hacer frente a cualquier emergencia.