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Ayudar a Polonia

Remodelar una economía de corte socialista por etapas es comparable al intento de cambiar el sentido del tráfico del lado derecho a la parte izquierda de la calzada de forma paulatina. Lo que funcionó antaño más o menos, gracias a los procesos de producción, resulta ahora un peligro continuo de colisión entre mercado y planificación. Ésta es una de las razones por las que, desde el comienzo de la perestroika, los ciudadanos soviéticos viven peor.El mismo peligro corre Polonia, cuyo dirigente Lech Walesa visita oficialmente Alemania Occidental con una larga lista de peticiones. Al contrario de la Unión Soviética, Polonia padece un endeudamiento considerable, que ronda los 40.000 millones de dólares. Pero al contrario de las riquezas con que cuenta Moscú, Polonia posee poco más que sus famosos gansos para la obtención de divisas con las que amortizar su deuda.

En principio, lo que hizo Helmut Schmidt por el comunista Gierek no puede ser negado a Mazowiecki por parte de Kohl. Pero hay un segundo principio, no menos importante: desviar dinero al Este sólo serviría de ayuda a los bancos que, protegidos por el Gobierno, corren menos riesgos. Las ayudas en dólares y marcos alemanes sirvieron, en los años setenta, para mantener vivas empresas estatales enfermas y sostener artificialmente el consumo. Las consecuencias fueron revueltas internas y más deuda externa.

6 de septiembre

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