"Seguimos adelante", reta 'El Espectador' tras el atentado de la mafia colombiana
"Seguimos adelante", fue ayer el titular de primera página del diario El Espectador. Una inmensa foto muestra los escombros de la Redacción, destruida el sábado por la mañana por la explosión de un coche bomba colocado a 20 metros de las instalaciones de este diario capitalino. "Sobre los escombros montamos una Redacción y un taller de emergencia para cumplirle a nuestros lectores y a toda esa parte sana de Colombia que angustiosamente sigue esperando que el resto del país reaccione y que el Gobierno cumpla lo que ha prometido, para que éstos no sean también los escombros de la democracia colombiana", afirma en primera página este diario, símbolo de la lucha contra el narcotráfico.
El atentado, el más grave de los registrados en las dos semanas de guerra contra la mafia de la droga, fue repudiado en todo el país. "Este hecho me produce un rechazo categórico y un sentimiento de repugnancia. Se está tratando de silenciar la Prensa libre. El Espectador nos está dando una lección de coraje", afirmó el ministro de Comunicaciones, Carlos Lemos, quien horas después del atentado visitó la sede del diario liberal.Todos los diarios de Colombia, sin ninguna excepción, editorializaron ayer sobre el horrible hecho. No sólo El Espectador sufrió con la bomba colocada el sábado en la mañana. Fábricas, bancos, oficinas del Gobierno, quedaron destruidas por la acción del coche bomba. El informe oficial señala que 73 personas resultaron heridas.
"El atentado contra El Espectador pone en vigencia la necesaria voluntad de lucha y un compañerismo profesional de todos los periódicos y los periodistas para conformar un frente unido contra el enemigo común", afirma El Tiempo en su nota editorial. Este periódico, al igual que muchos medios de comunicación del país, ofrecieron su ayuda para que El Espectador no se viera obligado a dejar de circular.
16 páginas en blanco y negro
La capacidad del diario quedó reducida en gran parte por la acción del narcoterrorismo. Por eso la edición del domingo tiene sólo 16 páginas y está impresa en blanco y negro. Mientras recorría las instalaciones destrozadas de El Espectador, el ministro de Comunicaciones dijo no al diálogo con los narcotraficantes. Un diálogo que piden muchos sectores políticos. El propio Fabio Ochoa Restrepo, padre de tres conocidos capos del narcotráfico, ha elevado un llamamiento al Papa por que interceda por el diálogo en Colombia.
Ante la inminente llegada del narcoterrorismo a Bogotá, desde el sábado se decretó el acuertelamiento de primer grado y se iniciaron patrullajes y retenes de vigilancia en puntos considerados críticos. Las medidas de seguridad se reforzaron en los medios de comunicación. Caracol, la cadena radiofónica más grande de Colombia, tiene desde el sábado una patrulla de policía frente a su puerta.
Mañana el Gobierno podría confirmar la resolución de extradición a EE UU dictada contra Eduardo Martínez Romero, señalado como el jefe de finanzas del cártel de Medellín. Los extraditables ya anunciaron que por cada colombiano entregado a la justicia norteamericana serán asesinados diez jueces. Y existe otro temor: que la Corte Suprema de Justicia declare inconstitucionales las medidas de estado de sitio decretadas por el Gobierno para hacer frente al narcotráfico. Y el peligro de que la Corte tumbe los decretos es real, según un constitucionalista consultado por este diario.
[Dos aviones C-130 norteamericanos llegaron ayer a Bogotá, como avanzadilla de la ayuda de 65 millones de dólares (7.800 millones de pesetas) de EE UU a Colombia, informa Reuter].
Nubia Serrano, presidenta de la Asociación de Jueces y Magistrados de Colombia, denunció ayer en declaraciones a la cadena SER al Gobierno de Barco por su actitud pasiva respecto a los militares, los funcionarios y los políticos vinculados con el narcotráfico. Serrano, que reside en España desde hace un año después de ser amenazada por siete organizaciones mafiosas, afirmó que sólo queda una salida: "O depuramos por dentro nuestras instituciones, o la lucha que se ha iniciado contra el narcotráfico no será si no una utopía y un baño de sangre".
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