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Murió Pérez Minik, pionero de la moderna crítica literaria e introductor del surrealismo

Fundó la revista 'Gaceta de Arte' y contribuyó a la difusión de la literatura internacional en España

Con la muerte, a los 86 años, del crítico y escritor canario Domingo Pérez Minik, tras una larga enfermedad, en la noche del pasado jueves, en Santa Cruz de Tenerife, su ciudad natal, desaparece uno de los últimos y principales supervivientes de la generación de intelectuales de la República que introdujo una nueva forma de enfrentarse al arte y a la literatura. Pérez Minik y otros coetáneos pusieron en marcha, en la década de los años treinta, la revista de vanguardia Gaceta de Arte, considerada una experiencia fundamental de la historia reciente de la cultura en España. Por su iniciativa, André Breton y otros popes del surrealismo acudieron a Tenerife en 1935 para celebrar aquí la exposición internacional surrealista.

Pérez Minik decía de sí mismo que había sido "un tipo de circunstancias, un hombre que sabe tocar el timbre y armar un poco de escándalo en la casa", acertaba a sorprender y provocar con obras como Debate sobre el teatro español contemporáneo, que "fue toda una novedad, el libro más importante sobre el teatro no mercantil en España", según Alfonso Sastre.Fue un contestatario, "un gallo de pelea al rojo vivo", un individuo que siempre nadó contra corriente, con divisa británica y de rebeldía, retratado así por Carlos Schwartz, fotógrafo y amigo, británico en la forma, "un rasgo, quizá, mimético de la juventud", según explicaba, por haber sido hijo de cosecheros de tomates y plátanos que estaban en permanente contacto comercial con Londres. "De allí venían los barcos y con ellos las ideas", decía. Le daban igual las literaturas francesa, alemana o de cualquier procedencia, pero es cierto que dedicó 300 páginas a La novela inglesa actual, "Fue una curiosidad, no quiere decir que sea más inglés que francés. Creo que soy muy universal, muy apátrida", afirmaba.

"A nosotros nos enorgullecía que llenara su casa con libros extranjeros", dice el escritor Manuel Padorno, quien editó en 1974, en Taller de Ediciones JB, La novela extranjera en España, de Pérez Minik. "Quedamos desprovistos de una figura que proyectó luz en la oscuridad de la dictadura, y lanzó el lema de que la libertad la hacemos andando", dijo ayer el viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, el escritor Juan Manuel García Ramos.

'Escudriñar en el alma'

El pintor Cristino de Vera resalta la cualidad que poseía para "escudriñar en el alma de las cosas". "Era un hombre de bondad especial, con gran capacidad de síntesis, uno de mis mejores críticos, cuyo conocimiento del ser humano sólo compararía con el de Galdós", añade. Sus últimas palabras en público, hace dos meses, en la presentación de su libro de ensayos Isla y literatura, fueron para reivindicar la emoción como "una de las cosas más bellas del ser humano que hemos puesto a los pies de los caballos".El crítico Rafael Conte ha reconocido en Pérez Minik el "faro y guía que me ha sostenido siempre" y el novelista Fernando G. Delgado explicó: "Fue el último contemporáneo de todo el mundo".

"Nunca antes y hasta ahora, un soberbio como yo diría que con Pérez Minik se va mi juventud; fue mi universidad paralela, mi cómplice, y un amigo de siempre", afirmó desde París el novelista Emilio Sánchez Ortiz.

El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante dijo ayer en Londres: "Domingo Pérez Minik, a quien siempre llamé don Domingo no sólo por respeto sino porque recordaba en su figura magra y en su cabeza alta a otro don memorable de la literatura española, Don Quijote. Recordaba también a quien podía ser su doble, a Lezama Lima. Ambos eran esa escritor isleño que no puede vivir fuera de su isla. Cuando lo conocí en Tenerife su casa llena de libros me pareció una isla dentro de una isla. Su entusiasmo por la literatura era de veras contagioso. La muerte de don Domingo ahora nos disminuye tanto como su vida nos colmó".

Se ha marchado uno de los fundadores de la revista Gaceta de Arte (febrero de 1932 a junio de 1936), que fue la primera gran palanca de modernidad y europeidad que tuvo este país en este siglo.

Indomables

Con Pérez Minik, colaborador habitual de ínsula, y el director de la publicación, el crítico Westerdahl, un grupo de escritores y artistas indomables cogió el toro de la cultura de su tiempo por los cuernos y fue una baliza en pleno Atlántico.La revista la recibían en sus domicilios Freud, Einstein, Le Courbusier, Russell, etcétera, y fue el polo de atracción que arrastró hasta la isla en un naufragio feliz a André Bréton y su familia superrealista.

Del 11 al 21 de mayo de 1935 se celebró en el Ateneo de Santa Cruz la II Exposición Internacional del Superrealismo, un suceso singular en la historia de este movimiento. Minik, Westerdahl y el poeta Pedro García Cabrera recibieron entonces en el muelle otro barco crucial en su vida, con un valioso cargamento. En el carguero noruego San Carlos viajaban los cuadros de Picasso, Dalí, Miró, MIgritte, Man Ray, Max Errist y Oscar Domínguez.

Minik publicó en Tusquets La facción superrealista de Tenerife. "Fue un intelectual típico de los años treinta. Al purgatorio de la década de los cuarenta vino en él después un intento de recuperación del tiempo perdido con la revista De Arte, de la que pocos se acuerdan", recuerda Andrés Sánchez Robayna.

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