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Brasil y Argentina inician el próximo mes las negociaciones para reducir su deuda externa

Enric González

Brasil y Argentina aprovecharán la asamblea general del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se celebrará a partir del 23 de septiembre en Washington para intentar llegar a un acuerdo con dicha institución que les permita iniciar inmediatamente las negociaciones con sus bancos acreedores, dirigidas a reducir su deuda externa en los términos fijados por el Plan Brady. Para entonces, Costa Rica, que ya ha iniciado contactos con sus acreedores, puede haber alcanzado un acuerdo de reducción de deuda. Por su parte, Ecuador gestiona créditos para recomprar un tercio de su deuda.

La asamblea de septiembre del FMI puede suponer el éxito definitivo del método para la reducción de la deuda externa diseñado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady. Los mecanismos de dicho plan -reducción de la deuda y aportación de nuevos créditos por parte de los acreedores, a cambio de que los deudores se comprometan a una severa política económica de austeridad y privatizaciones- ya fueron explícitamente respaldados por los máximos dirigentes de los países más ricos del mundo, en la cumbre del grupo de los siete (G-7) celebrada en París el pasado mes de julio.La incorporación de Brasil y Argentina al Plan Brady, después de la ya conseguida por México el mes pasado, supondría que los tres países en desarrollo con mayor volumen de deuda habrían podido acogerse a una sustancial reducción. Brasil, México y Argentina suman una deuda exterior que, a final del año pasado, superaba los 273.600 millones de dólares (más de 32 billones de pesetas).

El nuevo presidente de Argentina, Carlos Menem, declaró esta semana que su país "aspira, por lo menos, a un 50% de descuento su deuda, frente al 35% obtenido por México, el país cobaya del Plan Brady. Preparando el terreno para la inminente negociación oficial, Menem dijo que "los acreedores de Argentina habían perdido las esperanzas de cobrar la deuda, pero han manifestado en los últimos días su buena voluntad para el tratamiento de la misma". Argentina ha reclamado, como condición previa a su negociación con el FMI, que este organismo multilateral le conceda un crédito puente de 1.500 millones de dólares para hacer frente al pago de las deudas de inminente vencimiento.

Sin problemas...

Fuentes del FMI señalaron que "no parece haber problemas" para la concesión de dicho crédito, después del cual comenzaría la negociación y se reanudarían las relaciones con los acreedores, a quienes Argentina no paga intereses desde abril del año pasado.

El gobierno brasileño también intenta mostrar su buena voluntad ante el FMI impulsando un plan de privatizaciones urgentes. Esta semana remitió al Parlamento un proyecto de ley, pactado con parte de la oposición, que contempla la privatización de 17 empresas públicas de petroquímicas, siderúrgicas y de navegación fluvial.

En estos momentos, el FMI mantiene conversaciones con representantes de Costa Rica, Venezuela y Ecuador. Fuentes del Fondo dijeron que Costa Rica, un país cuya deuda es relativamente pequeña en comparación con la de sus vecinos, sería el próximo país que alcanzará un acuerdo de reducción de deuda, tras los de México y Filipinas. En cuanto a Venezuela, su enorme deuda y su dependencia del petróleo, la evolución futura de cuyo precio debe tener un papel protagonista en el acuerdo con los bancos, plantean dificultades técnicas todavía no resueltas. En lo que se refiere a Ecuador, esta semana ha llegado a un acuerdo con el FMI por el cual la institución prestará 137 millones de dólares como crédito puente mientras el país se compromete a seguir una política económica austera y a restablecer contactos con sus acreedores privados, de cara a una posterior renegociación de la deuda.

El acuerdo firmado el miércoles, en Nueva York, entre los representantes del gobierno filipino y de sus bancos privados acreedores contempla una drástica reducción de la deuda a la mitad (5 1 % del valor nominal), aunque tal porcentaje no es especialmente significativo dado que la deuda privada de Filipinas supone solamente un 25% de su deuda global. Hay, sin embargo, diferencias notables en la interpretación, del acuerdo. El gobierno filipino considera que debe recibir 1.700 millones de dólares en nuevos créditos, mientras la banca afirma que el dinero fresco que debe aportar no supera los mil millones de dólares.

El plan de Quito es reducir en un tercio su deuda externa. Para ello necesita 210 millones de dólares mediante la recompra en el mercado secundario de la deuda que cotiza en él.

El total de la deuda comercial ecuatoriana es de 5.700 millones de dólares, y se cotiza al 12% de su valor nominal, por lo cual el Estado podría adquirir con esos créditos deuda por una cuantía nominal de 1.750 millones de dólares. Para la adquisición de deuda Ecuador cuenta con los 137 millones concedidos por el FMI, y 100 millones del Banco Mundial, que representarían a su vez el 16% de su deuda externa. Según versiones oficiales el objetivo final del gobierno de Rodrigo Borja es reducir en un 70% el montante de la deuda comercial, que actualmente renegocia en Nueva York con los bancos.

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