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TERCERA VISITA DEL PAPA A ESPAÑA

Plegarias antichubasco

La lluvia, principal enemigo para la avalancha humana que se espera el sábado en Santiago de Compostela

Xosé Hermida

"Si llueve: nos enfangaremos todos, el Santo Padre incluido. Pero algún sacrificio tendría que tener este viaje". Las palabras del vicepresidente de la Xunta, Javier Suárez ) Vence, reflejan el nerviosismo con que Santiago de Compostela espera la visita de Juan Pablo II el próximo, día 19. Durante 24 horas, la capital gallega deberá acoger la tercera visita del Papa a España. La administración autónoma ha invertido al menos 200 millones de pesetas en el esfuerzo organizativo más importante de su historia, pero detalles tan poco controlables como la lluvia -aunque los meteorólogos no pronostican mal tiempo- podrían perturbar seriamente la tercera visita del Papa a España.

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La presencia de más de 300.000 jóvenes procedentes de más de 50 países de todo el mundo pondrá la capital de Galicia patas arriba. Se trata, como ha dicho el :arzobispo Antonio Rouco Varela, de la peregrinación más importante de todos los siglos de historia del Camino de Santiago.Esta avalancha humana en una ciudad de pequeñas dimensiones ha sido la fuente principal preocupación desde que comenzaron los preparativos del viaje, hace ahora un año. El acto central. de la visita, el IV Encuentro Mundial de Juan Pablo II con Ia Juventud, tuvo que ser trasladado a seis kilómetros de Santiago, al monte Do Gozo, una extensión de más de 600.000 metros cuadrados, antiguo lugar de descanso de los peregrinos.

En las inmediaciones de estos terrenos, expropiados temporalmente a sus propietarios, se ha levantado una pequeña ciudad de tiendas de campaña donde se espera albergar a unas 40.000 personas. El lugar escogido ha provocado a la organización serios quebraderos de cabeza por problemas como ofrecer instalaciones para que la multitud pueda satisfacer sus necesidades fisiológicas. Finalmente se optó por habilitar cientos de letrinas.

Si llueve, como decía el vicepresidente de la Xunta, probablemente el propio Karol Wojtila se enfangará, aunque se ha dispuesto para él un impresionante escenario de 800 metros cuadrados. Todos los esfuerzos de los últimos meses para intentar que creciese la hierba en el monte han resultado vanos. En estas condiciones, los organizadores están seriamente preocupados por la posibilidad de que una tormenta acabe convirtiendo el lugar en un lodazal intransitable. "Yo les recomiendo a los peregrinos que recen para que esto no ocurra", ha dicho Suárez Vence, quien, al igual que los representantes de la Iglesia, aguarda "un poco de ayuda divina".

Para alojar a los visitantes inscritos ante la organización se ha dispuesto, además de las tiendas de campaña, la práctica totalidad de los colegios y residencias de estudiantes de Santiago. Aun así, miles de personas dormirán a la intemperie.

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Todos este movimiento humano permitirá a los más espabilados hacer su agosto a costa de la visita de Wojtila. El negocio puede ser gigantesco para propietarios de bares y restaurantes o para empresas como la madrileña Interprestige, que repartirá bolsas de comida en el monte Do Gozo y que se prevé que pueda tener unos ingresos superiores a los 400 millones de pesetas.

Los más ricos huyen

Pero no todo el mundo se frota las manos por igual, Por ejemplo, puede darse el caso paradójico de cientos de personas duerman al aire libre mientras hoteles de cuatro estrellas tienen aún plazas libres. Las noticias sobre la avalancha que el Papa traerá consigo han sembrado el pánico adquisitivo, y en los últimos días se han cancelado reservas solicitadas para los días de la visita. Como afirma Juan Luis Puya, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería, "parece increíble, pero en estos momentos la ocupación prevista es inferior a la del año pasado".

Pese a que la Xunta afirma que hará todo lo posible para que los ciudadanos sufran las menores incomodidades posibles la preocupación es palpable entre algunos colectivos. Los que tenían pensado huir de la invasión se encuentran ahora con las restricciones de tráfico y los probables atascos. "Yo me tengo que ir a Lugo, la carretera está cortada y no me queda más remedio que dar la vuelta por la autopista de La Coruña. ¿Quién me paga a mí el peaje?, protesta una empleada de la televisión de Galicia, donde muchos trabajadores deberán pernoctar en las instalaciones de la emisora, situada a pocos metros del monte Do Gozo, si no quieren hacer a pie los seis kilómetros que le separan del centro de Santiago.

Los taxistas se quejan porque prácticamente no tendrán posibilidad de hacer viajes, ni siquiera por el centro de la ciudad. También han expresado su malestar los sindicatos del hospital general de Galicia, donde el personal deberá hacer horas extras, y algunas asociaciones de padres de alumnos, temerosas de las consecuencias de utilizar los colegios como albergues juveniles. Los vecinos del monte Do Gozo han advertido que sus fincas y sus cultivos pueden quedar destrozados por la multitud. Claro que algunos de ellos recibirán unos sustanciosos ingresos por la expropiación temporal de los terrenos que albergarán el encuentro del Papa con los Jóvenes. Administración y las autoridades eclesiásticas restan importancia a estas quejas.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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