Los herederos del 'boom' de las artes plásticas
Están en los momentos sagrados de los inicios.Son los herederos del boom de las artes plásticas, de la política oficial de grandes exposiciones, del auge del diseño.
Alex Gornemann tiene 25 años, surgió de los Talleres de Arte Actual que organiza el Círculo de Bellas Artes, y desde entonces se acoge a la tutela de la galería Juana Mordó. Su trabajo se centra en la investigación de la grafología, de los símbolos. Se sitúa en el mundo del arte con criterios contundentes: "Estoy muy en contra de las modas, el trabajo de una persona creativa tiene que tener, sobre todo, mucha personalidad. Esto, que no es garantía de nada, se opone al desparpajo actual".
"Mi trabajo es muy de coco, no es una creatividad fluida. El cuadro surge después derechazar múltiples posibilidades. Utilizo el dibujo como medio de investigación, pero el cuadro no surge nunca de un boceto". Su relación con el mundo del arte es poca, "trato a muy poca gente, el ambiente es muy estresante y competitivo, el tinglado del mercado y la promoción oficial produce una fatiga negativa para la obra".
Delia Piccirilli (Madrid, 1960) tiene un largo recorrido de exposiciones colectivas. Su participación este año en los circuitos de la Dirección General de la Juventud parece haber despertado las apetencias de galerías y coleccionistas. Ella, sin embargo, resta importancia al mercado: "Aunque estamos viviendo un momento magnífico, también ocurre que los artístas acabamos como objetos mercantiles, y el entorno se convierte en una selva de competencia". Su obra, de un cierto, gusto neoclásico, es "un intento de pintar la pintura, quisiera que mis referencias fueran las que tuvieron los clásicos, especialmente la pintura barroca".
Manuel Ludeña Reyes, (Madrid, 1966) creció en un taller de mármoles, de ahí "que pueda pensar que siempre he estado haciendo escultura. No es cierto, pero tampoco lo es que sea escultura lo que hago ahora". También aparece en los circuitos de este año, y su trabajo, que él define como "ensamblajes", ha merecido la detenida atención de los aficionados. "Quizá ya no tenga sentido hablar de vanguardia. Tiene interés el estudio de las vanguardias históricas, pero también el peligro de que se conviertan en un medio para salir del paso". El entorno artístico no le entusiasma: "Veo realizaciones muy flojas, carentes de contenido ideológico, en el sentido de carentes de ideas; lo gratuito me parece muy bien, pero no existe la gratuidad artística".
Pedro Morales (Ciudad Real, 1966) profundiza aún más el sentido radical de las palabras de Ludeña: "Se me hace urgente huir de la pintura autocomplaciente y situarme en un terreno más fronterizo. El panorama actual está anclado en la pintura feliz. Hay que repensar todo". Realiza el intento, trabajando con materiales como el cristal, la madera o los azulejos. "Ésta no es ninguna postura revolucionaria, simplemente la pintura que veía y la que hacía dejó de interesarme y creo haber encontrado otro camino que o medie entre la basura y la revelación".
Consuelo Chacán realiza en estos días su primera muestra individual. Sus cuadros, concebidos dentro de tonalidades monocromáticas, se adentran "en las sugerencias remotas del románico, porque me encanta la historia y pienso que lo que permanece de la pintura es su esencia, al margen de la anécdota que se represente".
Elena García (Madrid, 1967) es otra jovencísima pintora que aún no ha realizado su primera exposición individual. Tiene una confianza ciega en su generación "aunque no por juicios de valor individuales, valemos más porque sabemos más, algo va a cambiar en el panorama de la pintura con nosotros".
Babelia
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