La ópera inauguró el ciclo de conciertos
La soprano Faye Robinson y la Orquesta del Metropolitan de Nueva York, dirigida por Richard Buckley inauguraron el sábado en la Plaza Porticada el 38º Festival Internacional de Santander, cuyos ciclos se extenderán hasta el 31 de agosto.En el programa de este año el festival, pilotado por José Luis Ocejo, mantiene y subraya la tónica impuesta en años anteriores hecha de variedad y con atenciones a muy distintos fines, estilos y públicos.
No es dato a olvidar, ni mucho menos, la extensión del festival a toda la comunidad de Cantabria, con 18 villas y lugares históricos a los que se destinan una treintena de recitales y conciertos. Y merece aplauso la serie de homenajes y estrenos españoles: al recientemente fallecido Ernesto Halffter, cuya obra de piano interpreta Guillermo González, al granadino Juan Alfonso García, que ha musicado textos de Gerardo Diego, al cántabro Arturo Duo Vital, al aragonés Ángel Oliver, al gallego-leonés Ángel Barja, y, por supuesto, al gran Falla del Retablo de maese Pedro.
Figuras como Carreras, Berganza, Zimerman, Zuckerman La Rocha, Maazel con la Nacional Francesa, Thornas con la Sinfónica de Londres, Frübeck de Burgos con la ONE y Hager con la Orquesta de Cámara Escocesa, junto a ballets como el de Martha Graham, aseguran el gran tirón estelar, reforzado con acontecimientos como Fidelio, Acis y Galatea, La pasión según San Juan, el Réquiem de Berlioz y la larga serie dedicada a la música antigua desde el gregoriano al barroco.
Una formación orquestal del Metropolitan, nos trajo en aire popular lo que en Estados Unidos practican y denominan conciertos de los parques, dedicados preferentemente a la ópera. Se trata de un conjunto de gran calidad individual, avezado y de pronta respuesta, como lo demostró en las oberturas, intermedios y demás fragmentos orquestales de Rossini, Bonchielli, Verdi, Bizet, Puccini y Beethoven, sin que, en este primer contacto con los músicos neoyorquinos debamos dedicar demasiados elogios al maestro Buckley (Nueva York, 1953). Sí hay que hacerlos del poderío vocal y las atractivas interpretaciones de Faye Robinson, cuyas arias de Rigoletto, Traviata, Romeo y Julieta (Gounod) o Manon, brillaron con mayor fuerza que la de Semiramis, por lo que escuchó largas ovaciones de un público que sobrepasaba las 2.000 personas. El éxito fue creciente a pesar de que estos programas tan fragmentados relajan la tensión de la audiencia con su ir y venir de caracteres, estilos y procedimientos.
Un bis pucciniano de la cantante y otro de la orquesta -la obertura de Glinka-, cerraron el concierto inaugural del que se presume último festival de la Plaza Porticada. Para el próximo año está previsto el funcionamiento del nuevo coliseo, situado frente al mar, obra del arquitecto Saiz de Oiza.
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