_
_
_
_
_

Carlos Pizarro: "La paz es el camino de Colombia"

EL M-19 acelera el abandono de las armas y prepara su entrada en la política partidista

PILAR LOZANO Rafael Pardo, consejero presidencial para la paz, y Carlos PP zarro, jefe del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), se reunieron en Santo Domingo, población de la provincia del Cauca, como zona neutral en donde vive la comandancia guerrillera, y firmaron un nuevo acuerdo. Es el cuarto en los seis meses que lleva el proceso de paz con este grupo armado. Pardo y Pizarro se comprometieron a "sincronizar la concreción del pacto político base del acuerdo de paz, la aplicación del indulto que borrará a cada uno de los insurgentes las cuentas pendientes con la justicia y la desmovilización. Los aspectos técnicos y operativos de la desmovilización los estudiará una comisión que será nombrada la próxima semana.

El acuerdo tácito parece indicar que el Gobierno no avanza en los acuerdos políticos si el Eme no da pasos para su desmovilización, y viceversa. Según lo acordado desde un comienzo, los pactos saldrán de la llamada mesa de trabajo, en la que participan Gobierno, partidos políticos y M- 19. Los proyectos que surjan de allí irán al Congreso, que inició sesiones el pasado jueves. "La paz está ahora en manos de¡ Congreso y del Gobierno", dijo Carlos Pizarro en conferencia de prensa el pasado lunes en Santo Domingo, conocida ahora como la ciudadela de la paz.

¿Pero en qué consiste este pacto político por el cual piensa el M-19 dejar las armas tras 15 años de lucha? "El referéndum es la clave para salir del laberinto de las armas", dice Pizarro. Y este mecanismo tiene que ser aprobado por ley en el Congreso. El grupo guerrillero pide que se convoque para que el pueblo vote las reformas que surjan del acuerdo político. Se plantean reformas de tipo electoral: el voto obligatorio, las garantías para el voto secreto, la circunscripción nacional y la financiación estatal de los partidos. Es posible también que se apruebe la creación de un tribunal especial que investigue los delitos de la guerra sucia.

El valor de las armas

Pregunta. ¿Esto no se hubiera podido conseguir a través de un movimiento legal?Respuesta. Lo cierto es que ningún movimiento lo ha conseguido. Estamos luchando por una reforma electoral que tiene el tamaño de la legislación electoral ecuatoriana. Estamos pidiendo cambios que no son definitivos ni son la revolución, pero sí son el punto de partida para poder modificar las condiciones sociales, económicas y políticas de Colombia. A veces los pueblos necesitan lo mínimo para poder despertar. Es poco, para mí es poco. Pero es muchísimo para una sociedad tan estancada y cerrada como la nuestra.

P. ¿Cree entonces que valió la pena el sacrificio de tantas vidas en 15 años de lucha armada?

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

R. Si no creyera que valía la pena, no podría estar presenciando esta política. No estoy tratando de instrumentar una política claudicante. Una reforma electoral que garantice unas elecciones limpias me parece un gran logro, porque se le abre a los colombianos la oportunidad de usar la pequeña luz de democracia que llega a nuestro país. Ésas son las fisuras que es necesario aprovechar para abrirle camino a la democracia plena.

Desde el 19 de marzo, cuando el ministro de Gobierno dio con su presencia el visto bueno a la ciudadela de la paz, la vida del M-19 cambió. Se empezó a hablar más de política que de armas. Ese mismo día Pizarro nombró a 12 portavoces del movimiento. Ellos recorren el país hablando de política, amparados por escoltas oficiales y por un carné firmado por el ministro de Gobierno y el consejero para la paz.

En la ciudadela la vida transcurre tranquila. Allí, junto a indígenas paeses, vive Carlos Pizarro y unos 300 guerrilleros. Los habitantes del pequeño caserío están contentos y han aprendido a convivir con los muchachos. Hasta el cura, que en un comienzo protestó, ya no amonesta a los guerrilleros por entrar armados en la iglesia y no se sorprende al ver a Carlos Pizarro sirviendo de padrino en los bautizos.

En estos cuatro meses han visitado la ciudadela unas 17.000 personas. Políticos, estudiantes, empleados e industriales, y hasta pastores evangélicos, que llegan a predicar que "la justicia social no se consigue con la revolución, sino a través de la palabra de Dios". Salvo los comandantes, Carlos Pizarro y Raúl, que caminan por la ciudadela custodiados por cuatro muchachos que portan su fusil en posición de alerta, el resto de la tropa la conforman hombres y mujeres casi adolescentes. Hay también algunos niños de 10 y 11 años y cuatro bebés que nacieron en la paz de Santo Domingo.

Para Victoria y Beatriz, dos españolas nacidas en La Mancha y que decidieron empuñar el fusil 11 para liberar un país en el cual no nos sentimos extranjeras", la nueva etapa que se avecina es más dura que la guerra. "Pero vale la pena ensayar la paz para evitar un mayor desangre", dicen. Las dos guerrilleras españolas han logrado que en las noches de fiesta, junto a la cumbia y la salsa, los muchachos bailen sevillanas.

El M-19 se prepara para la vida pública. Carlos Pizarro afirma que se está estructurando lo que podría ser un cuerpo doctrinario del movimiento. En la práctica ya se inició el trabajo político en favor de la paz. Símbolo de esta nueva etapa del grupo guerrillero es un sombrero, el que luce Carlos Pizarro desde el pasado 10 de enero, día en que por primera vez se dieron la mano el movimiento armado y el actual Gobierno.

P. ¿Qué tipo de movimiento político va a crear el M-19?

R. Será un movimiento nacionalista, pluralista, democrático.

P. ¿Se puede decir que será un movimiento de corte socialdemócrata?

R. Lo que podemos decir es que estamos construyendo una sociedad democrática donde el pluralismo exista, donde los partidos políticos únicos no sean alternativa obligada, donde la economía permita la integración de la propiedad privada, con sectores de propiedad mixta y unidades con ciertas características de socialización de la producción. Todo esto tenemos que hacerlo a la luz de nuestras propias necesidades, de nuestra propia idiosincrasia. La ausencia de nacionalismo es una de las grandes deudas que tiene la clase dirigente con este país.

Expectativas electorales

P. ¿Piensa que el M-19 tiene la capacidad de captar ese amplio sector de inconformes que existe en Colombia?R. El movimiento guerrillero tiene el lastre de la marginalidad y de una falta de comunicación con el país. Pero nosotros esperamos ser la continuidad de los grandes movimientos inconformes de Colombia.

Según una encuesta realizada a comienzos de año, el M-19 tiene sus mayores simpatías entre los hombres de 24 a 45 años, con un nivel medio de educación. Según este estudio, las ciudades donde tendrían mayor número de adeptos, en caso de presentarse a las próximas elecciones, serían Cali y Barranquilla, la tercera y cuarta ciudades en importancia de Colombia.

Cualquier día de los que faltan para que termine este año será el de la desmovilización y la dejación de armas del M-19. "Las armas las dejaremos en cualquier parte. Nunca en las manos de los militares. No las entregaremos al Estado porque pensamos que nuestras armas no tienen por qué tener ese final", afirma Pizarro.

P. Los acuerdos de paz se han firmado con un Gobierno al que le queda menos de un año. ¿Qué puede pasar en la próxima Administración?

R. Tenemos que tratar de que el país cambie antes de agosto del año que viene, cuando cambie el Gobierno. Yo lo único que sé es que me desmovilizo ahora, pero me vuelvo a movilizar en el caso que se presente una ruptura de las garantías. El M-19 cree que la paz es el camino de Colombia, y pare de contar.

El hombre de las botas de caucho

P. L. Rafael Pardo, un economista de 34 años designado por el Gobierno como interlocutor principal del proceso de paz, ha debido cambiar sus zapatos de cuero por las botas de caucho para ir a hablar con el comandante del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), Carlos Pizarro desde que se inició el diálogo, el 10 de enero pasado. "Si alguna vez alguien pensó que usando las armas se podrían plantear ideas políticas, con la saturación de violencia que vive Colombia esto ya no tiene mucha vigencia. Así lo ha entendido el M-l9", afirma. En Santo Domingo, la ciudadela de la paz, luego de firmar el cuarto gran acuerdo y antes de abordar el helicóptero para regresar a Bogotá, el funcionario habló con EL PAÍS.

"Lo más importante de este proceso es que se ha trazado una metodología viable y realista, que ha funcionado para la búsqueda de la paz", afirmó. "Lo primero", añadió, "es buscar elementos de credibilidad. El cese del fuego unilateral o la suspensión de hostilidades para poder comenzar diálogos es un elemento de credibilidad fundamental. Nadie puede creer en un proceso de diálogo que esté rodeado de atentados, de acciones armadas. El otro elemento central consiste en que se entienda que se pacta para que la guerrilla deje de ser guerrilla. No puede haber una paz verdadera en coexistencia con grupos guerrilleros. Estos dos elementos son los que dan al proceso un sentido muy claro".

En su opinión, el principal resultado de este proceso hasta ahora es "quitarle legitimidad a la lucha armada como una forma de hacer política y de acceder al poder. Por tanto, obliga a que muchas organizaciones guerrilleras y partidos de izquierda se planteen su posición. La población civil ha visto que es posible una solución concertada. No hemos llegado a ella, no sabemos si vamos a llegar. Pero hemos desarrollado un proceso seriamente y se han rescatado las posibilidades de diálogo para superar la violencia".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_