Riquezas y miserias de un bicentenario
La derecha acusa a Mitterrand de megalomanía, y la izquierda, de marginar a los países pobres
La semana del bicentenario de la Revolución Francesa se inicia con mal pie para el presidente de la República, François Mitterrand. La derecha y la izquierda quieren aguarle la fiesta, concebida como la reunión en torno a Francia y su revolución de los líderes más representativos de todo el mundo. Pero la desmesura de los fastos del bicentenario y las molestias causadas por las medidas de seguridad ante la cumbre de los siete grandes del próximo fin de semana provocan al mismo tiempo la polémica, la indiferencia y la huida masiva de los parisienses. El Elíseo está irritado.
Las conmemoraciones se han abierto con un fin de semana de contestación protagonizada por el Partido Comunista Francés (PCF), la central sindical CGT y la extrema izquierda. Unas 20.000 personas desfilaron el sábado desde la plaza de la Bastilla hasta la de la ópera contra "la cumbre de los ricos, la deuda del Tercer Mundo, el hambre, el apartheid y las últimas colonias". Por la noche, 200.000 acudieron a un festival musical en la misma plaza para escuchar a Renaud y al cantante antiracista Johnny Cleg, entre otros.La idea de esta movilización, que ha superado las previsiones de los organizadores, fue de Alain Krivine, dirigente de la Liga Comunista Revolucionaria (trotskista), y a ella se sumaron el PCF y la CGT. Krivine desfiló junto al obispo Jacques Gaillot, quien ha declarado: "No basta con conmemorar la Revolución, hay que continuarla". El principal impulsor, sin embargo, ha sido el cantante Renaud, que había hecho campaña electoral a favor de Mitterrand.
Renaud declaró que la movilización no iba dirigida contra Mitterrand. Quizá no contra la persona, pero sí contra sus obras, porque los organizadores le reprochan el "contrasentido histórico" y la "falta de gusto" que representa la coincidencia de la cumbre de los ricos con el bicentenario, y el olvido de la fiesta popular, sustituida por los shows made in Hollywood.
La izquierda crítica ha contado con la ayuda del que fuera dirigente de la revolución de los claveles en Portugal, Otelo Saraiva de Carvalho, que participó ayer en un debate, preludio de la contracumbre de los siete pueblos más pobres de la Tierra que se celebrará los días 15 y 16, paralelamente a la de los ricos.
Una de las decisiones protocolarias que ha despertado más críticas es la cena separada de jefes de Estado en la noche del 14 de julio. De la treintena de máximos mandatarios que estarán estos días en la capital francesa, los siete ricos cenarán con Mitterrand, mientras que los jefes de Estado del Tercer Mundo lo harán con el primer ministro, Michel Rocard.
La derecha, mientras tanto, denuncia la "megalomanía" de Mitterrand, y le acusa de organizar la conmemoración para honra y gloria de su propia persona, la de un "monarca republicano". Desde los partidos o la Prensa de la derecha se destaca la desmesura de los festejos, los enormes gastos -el presupuesto de la Misión del bicentenario se acerca -a los 8.000 millones de pesetas- y las incomodidades que debe soportar la población.
Al mismo tiempo, se subraya la cantidad de actos previstos que han sido guillotinados y el fracaso de las operaciones comerciales ligadas al bicentenario.
Mitterrand emplaza a la derecha a responder a una pregunta: ¿Quién no habría celebrado la Revolución?", y quita importancia a las molestias que la organización de los festejos y de la cumbre puedan causar a los ciudadanos. Por el bicentenario, "vale la pena soportar algunos inconvenientes", ha dicho. Esos inconvenientes, sin embargo, no son menores. Desde hoy y hasta el día 17, una parte de los distritos 1 y 5 del centro de París estará cerrada al tráfico y al estacionamiento. Sólo podrán penetrar los vecinos, los taxis, los vehículos de reparto, la policía y las ambulancias. En otro perímetro mucho mayor, desde la Porte Maillot hasta el Louvre -que cerrará también tres días-, no se podrá aparcar el 13 y el 14. Para compensar, el 14, el metro al igual que los autobuses será gratuito y cinco líneas funcionarán toda la noche. Si lo permite la CGT, que ha presentado un preaviso de huelga. Los taxistas también han anunciado un paro.
Desde hace tiempo, no hay ni una sola plaza en los 1.865 hoteles de cualquier categoría en toda la región de París. Sin embargo, los parisienses huyen de vacaciones -el sábado hubo grandes atascos a la salida de la capital- para olvidarse del bicentenario, de sus pompas y vanidades. Un 83%. de los habitantes de la capital, según una encuesta de Sofres para Le Figaro Magazine, no lamenta estar ausente de París esos días, un 59% está irritado o es indiferente ante las ceremonias y un 62% encuentra chocantes los gastos de las celebraciones. Sólo un 29% los considera justificados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.