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Entrevista:MÉXICO, ANTE UNA NUEVA ETAPA

"La modernizacion mexicana ha de ser nacionalista y popular

"Los gobiernos del FMI, el Banco Mundial y el Club de París han votado de forma unámime a favor de nuestro programa económico"

Joaquín Estefanía

Pregunta. México lleva negociando varios meses con los bancos acreedores su deuda externa. ¿Qué está pasando para que no se llegue a un acuerdo definitivo?Respuesta. Hemos venido realizando una negociación que ha tenido como diseño principal lograr una definición política a favor de la reducción de los créditos y no enfrentar el problema del sobreendeudamiento exclusivamente por la vía de la refinanciación. Se logró esta definición política con el Plan Brady. Posteriormente llevamos a cabo un diálogo con el banco de los bancos, que es el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La negociación con el FMI tuvo éxito por dos razones: por que el FMI aceptó que la solución al problema de México no era más recesión, sino al revés, que tenía que tomarse como premisa la necesidad de volver a crecer y, a partir de ello, establecer los recursos que eran necesarios para sostener ese crecimiento. Éste fue un paso fundamental y, en consecuencia, el Fondo aceptó tanto el programa económico de México como el convenio. Al mismo tiempo, el FMI aceptó que parte de los recursos que él ponía se canalizaran a la reducción de deuda. Con el Banco Mundial se llegó a la misma conclusión. Finalmente, llegamos al diálogo con los Gobiernos a través del Club de París, donde conseguimos la negociación con más éxito que se ha tenido hasta ahora. Tanto en el FMI como en el Banco Mundial y en el Club de París, las votaciones fueron unánimes a favor del programa mexicano. No hubo abstenciones ni votos en contra, lo que muestra que los representantes de los Gobiernos están convencidos no sólo de la viabilidad, sino, además, de la necesidad del programa mexicano.

Un nuevo esquema

Ahora estamos en la etapa final, que son los bancos privados. Sin embargo, ésta es una negociación diferente a todas las demás, porque hasta ahora no ha habido negociaciones con los bancos para hacer quitas de deuda, sino solamente para refinanciamiento. Cuando ha habido quitas de deuda, como sucedió entre la primera y la segunda guerras mundiales, fueron de Gobierno a Gobierno, y ésta es una negociación de Gobierno a bancos, con un nuevo esquema que no encaja con la actitud tradicional de los bancos. Ello lleva a una negociación muy complicada, nueva, en la que todos hemos tenido que aprender, y, en consecuencia, hemos ido dando pasos que abren camino. Paralelamente, en el interior de Mexico se producen las demandas sociales de los ciudadanos, que quieren soluciones a sus problemas. Así que estamos entre el tiempo que toma una negociación nueva y las demandas sociales.

P. ¿En qué momento se está en esa negociación?

R. Se ha venido avanzando. Los bancos reconocen la necesidad de las quitas. Hay bancos que prefieren quita de deuda; hay bancos que prefieren reducción de la tasa de interés; hay bancos que prefieren refinanciamiento. Depende de la circunstancia particular del banco. Hay bancos que tienen reservas suficientes para que lo más atractivo para ellos sean las quitas. Hay otros que quieren una relación permanente con México, porque ven a nuestro país como una economía que va a crecer y con un enorme potencial; entonces quieren el refinanciamiento para quedarse dentro, en una relación financiera permanente. Así que resulta muy complicado lograr este acuerdo con los casi 600 bancos.

P. ¿Me puede concretar un poco más la postura técnica de México; es decir, hasta qué punto está dispuesto a llegar en la negociación de la deuda?

R. Hemos presentado un menú de opciones, pero la resultante tiene que permitir disminuir las transferencias de recursos al exterior, del 6% del PIB a alrededor del 2%. ¿Cómo? Ya sea con quita de deuda, con tasas de interés menores o con refinanciamiento.

P. ¿En qué porcentaje, por ejemplo, de quita de deuda?

R. Nosotros hemos señalado un rango entre el 45% y el 55%.

P. Entonces, ¿se va a presentar sin un acuerdo en el próximo viaje a París, coincidente con la reunión de los siete países más ricos del mundos ... ?

R. Me parece que para la reunión del 14 de julio podría trabajarse más intensamente con el apoyo de los Gobiernos, de las instituciones financieras internacionales y con el reconocimiento de los propios bancos, para tener no la solución, pero sí el diseño fundamental de la solución.

P. Hemos empezado la entrevista por el problema más urgente, pero ello puede impedir una visión más global de los siete meses en los que lleva ejerciendo la presidencia de México....

R. Cualquier balance de este período ha de comenzar diciendo que, en el ámbito político, lo más importante es que hay serenidad en la población mexicana; es decir, no hay reclamaciones generalizadas de tipo político entre la población. Cuando uno recorre el país nota un ánimo evidente, la decisión de participar más, de estar activos y solidarios en las soluciones que se requieren.

En el terreno de los partidos políticos se está llevando a cabo ahora un diálogo para avanzar en la reforma electoral que propuse desde la toma de posesión, con objeto de lograr un marco legal a los procesos electorales que permita mayor transparencia en los mismos y menos confrontaciones verbales previas y posteriores a ellos. Hemos fijado una fecha, el 28 de agosto, para discutir esta reforma en el Parlamento. En esta ocasión, el partido en el Gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no tiene la mayoría suficiente para hacer una reforma a la Constitución; sí la tiene para hacer una reforma al código, a la ley, porque ésa es mayoría simple; pero la mayoría calificada de los dos tercios no la tiene. Para hacer la reforma constitucional se requiere un mínimo de consenso entre los partidos. P. En algunas partes de América Latina se empieza a hablar del modelo mexicano de transición. ¿Cree que exista ese modelo mexicano?

R. Creo que cada país tiene su circunstancia particular, y el problema del modelo es la pretensión de algunos de andar exportándolos. Hay que entender la razón histórica de los problemas, su andamiaje institucional, su capacidad de concertación y las relaciones internacionales que tiene. Y, a partir de ello, respetar a cada país en los pasos que va decidíendo internamente para resolver sus dificultades.

Modelo mexicano

P. ¿Acepta algún título de comparación, por ejemplo, con la perestroika?

R. ¿Para qué? Nuevamente, ahí está la circunstancia histórica de la URSS, donde Gorbachov está haciendo un proceso de reforma notable, dadas sus circunstancias políticas internas y su interrelación a nivel mundial. Sin embargo, lo que sí es evidente es que hay un proceso de cambio en el mundo que está teniendo reflejos en diferentes áreas; ya no coinciden los centros de dinámica tecnológica y financiera con los centros de poderío militar. Hay una distensión entre polos, un acercamiento entre viejos adversarios y un proceso de demandas de mayor bienestar y democracia en el mundo.

Yo no comparto esa tesis de que antes éramos menos y ahora seremos más, nuevamente. En México se hizo un pacto social alrededor de un proyecto que le permitió al PRI tener mayoría absoluta, generalizada, durante 60 años, con resultados notables pero también con deficiencias; 60 años de estabilidad política, de transmisión pacífica del poder; tasas de crecimiento del 6% anual en términos reales, que no son despreciables y difícilmente encontrables en otras latitudes. Ahora tenemos los resultados de una crisis económica, de una mayor pluralidad social, que tiene sus reflejos y demandas en el ámbito político.

P. ¿En qué momento se rompió ese pacto?

R. No, yo no he dicho que se ha roto el pacto. Nada más he señalado que las transformaciones económicas y las sociales tienen reflejos en el ámbito político. El reto que tenemos por delante es ver cómo va a hacerse la modernización de ese pacto con el cual hemos convivido los mexicanos.

P. ¿Qué tipos de apoyo tiene el presidente de México para hacerlo?

R. El más importante es el de la propia comunidad, el de la sociedad, tanto a nivel de individuos como de sus propias organizaciones. Hay conciencia de la necesidad de esos cambios y también coincidencia, en lo esencial, con el proyecto propuesto por el Gobierno.

P. ¿Hay ya una forma nueva de hacer política en México?

R. Pues sí. Estamos todos practicándola. Implica que, en el ejercicio de las facultades que la Constitución, el presidente tiene que hacer una labor mucho más intensa de concertación, de diálogo, de atención a las demandas sociales.

P. Esto ¿cómo se denomina? ¿Cuál es el criterio lógico que define esta nueva forma de hacer política?

R. La hemos llamado modernización y le hemos dado dos connotaciones esenciales: nacionalista, porque va a ser una modernización para permanecer como mexicanos; y popular, porque no es una modernización para favorecer a los menos. Son tales las demandas sociales que hay en México, que la modernización tiene que resultar más solidaria y más equitativa que la sociedad de hoy.

P. Una sociedad... ¿más de derechas, más de izquierdas?

R. Las tipologías son a posterior. Yo me he definido como de centro-progresista y estoy convencido que ahí está la inmensa mayoría de mis compatriotas.

P. ¿Teme algún tipo de sabotaje, dentro del régimen mexicano, a estas ideas que usted propone?

R. Es normal que no todo el mundo esté de acuerdo con ellas. Serían los que están defendiendo intereses afectados por estos cambios los que no las entienden o los que no las comparten. Incluso algunos que hablan de cambios están en contra de este tipo de modernización.

P. Pero cuando usted toma iniciativas, o su Administración toma iniciativas, como algunas recientes dentro del aparato policial para su saneamiento, ¿no siente que el sistema entero se conmueve? Así lo sienten muchos analistas mexicanos que escriben en la Prensa.

R. El hecho de tomar acciones para hacer valer el Estado de derecho da una enorme certidumbre y seguridad a la población. Ahora, si además de ser acciones apegadas al derecho y que buscan hacer realidad el derecho permiten sanear órganos fundamentales del Estado, tiene otra ventaja indiscutible: por un lado, le da a la población la seguridad de que el régimen de derecho es vigente y, por el otro, el Estado limpia cuerpos internos que tenían vínculos, incluso con el narcotráfico, que es un problema que nos preocupa seriamente.

P. ¿Llegará hasta el final en el saneamiento de las instituciones invadidas por la corrupción y la mordida?

R. En el marco de la ley, siempre dentro de la ley. Y la ley, así como sanciona al que comete una falta, protege al inocente. Ésas son las dos caras de la misma naranja.

P. El Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE) es otro de los activos que presenta su mandato. Un pacto social es inusual en las áreas más cercanas a México.

R. El pacto muestra un mecanismo de diálogo entre el Gobierno y los sectores productivos que hace ver que hay instituciones en México que funcionan para la concertación; y dos, que en la medida que el pacto ha planteado una estrategia macroeconómica ha tenido resultados evídentes: reducir la inflación del 160% al 18% en tasas anuales, sin reventar la planta productiva. Incluso se empieza a observar una dinámica superior hoy a la de diciembre del año pasado.

P. ¿No se plantea la hipótesis de que se rompa la negociación de la deuda exterior y haya que recomponer todo el marco y acudir a una suspensión unilateral de pagos?

R. No. Yo tengo confianza en que la firme negociación rinde más frutos que la confrontación bilateral. Nos hemos planteado 1989 como un año de transición económica en el sentido de consolidar el reflujo de la inflación, para iniciar el proceso franco de recuperación en 1990; pero incluso el Plan Nacional de Desarrollo establece la gradualidad con la que queremos la recuperación. Así, la tasa de crecimiento para 19901991 estará entre el 3% y 3,5%; y crecerá hasta llegar en 1994 con un 6% de incremento.

P. ¿Se permitirá la compra de industrias mexicanas por parte del capital extranjero? ¿Se van a reprivatizar más empresas públícas?

R. Sí; tenemos varias en proceso y vamos a continuar, excepto las estratégicas que marca la Constitución: petróleo, electricidad, uranio, ferrocarriles. Están listadas. Un Estado moderno ha de tener capacidad para dos cosas fundamentales: garantizar la soberanía de la nación y responder a la seguridad interna de las demandas sociales de sus habitantes. Si el Estado moderno empieza a querer participar en todos los frentes, va a acabar con una presencia que le impediría satisfacer esos dos propósitos. Para mí, lo fundamental es la soberanía.

Relaciones respetuosas con EEUU

P¿Cómo son las relaciones con Estados Unidos? ¿Cómo valora el nombramiento del señor Negroponte como embajador en México?R. Son respetuosas y positivas en este momento. Se respetan las diferencias y se enfatizan las coincidencias, y hemos encontrado caminos de diálogo positivo para atender los problemas de la deuda, del comercio, del narcotráfico, de los emigrantes y del medio ambiente. En cuanto al embajador Negroponte, sabemos que tiene instrucciones precisas de su Gobierno para coadyuvar al fortalecimiento de las relaciones entre los dos países, con respeto absoluto a las leyes e instituciones mexicanas.

P ¿Usted trató de impedir su nombramiento, como he oído comentar?

R. Nosotros -son decisiones soberanas de los países- no aceptaríamos que nadie pretendiera influir sobre una decisión que compete exclusivamente a los mexicanos.

P Centroamérica...

R. Estamos convencidos de que la solución a los problemas centroamericanos está en las manos de los centroamericanos. Tenemos que respetar la decisión de Esquipulas 2. Sin embargo, también estamos convencidos de que se requiere una solución política al problema. Porque cualquier otro tipo de solución crearía un problema tal en la región que a todos nos afectaría.

P ¿Y Cuba y Panamá?

R. Con Cuba también tenemos relaciones cordiales y respetuosas; con Panamá hemos fijado claramente nuestra posición: defensa de la autodeterminación y no intervención en los asuntos internos de Panamá. Pero no confundimos la defensa de los principios con la política exterior mexicana.

P ¿Puede hacer algo México para avanzaren la solución a la conflictiva presencia del general Noriega en Panamá?

R. Lo hemos hecho en nuestra participación en los foros multilaterales, como es el de la Organización de Estados Americanos (OEA), al hacer valer nuestra tesis de que nadie puede erigirse en tribunal de los asuntos políticos internos de Panamá; sólo competen al pueblo panameño, y para defender la vigencia de los tratados que devuelven a Panamá la soberanía sobre el canal.

P. Un último tema. ¿Qué le parece el papel que ha jugado España en el tema de la deuda externa? Quizá haya sido una función más voluntarista que real, es decir...

R. No. Ha sido un papel muy positivo que yo reconozco abiertamente. Uno de los motivos de la visita a España es hacérselo saber personalmente tanto al Rey como al presidente González. De ahí mi interés en fortalecer más la relación con España.

P. Hay países latinoamericanos que han llegado a acuerdos con España para acoger en ellos a miembros de ETA. ¿Si se lo pidiese el presidente González, usted accedería a ello?

R. Yo soy absolutamente respetuoso con las decisiones internas del Gobierno español, y cualquier tema que el presidente González quiera que dialoguemos, estaré muy abierto a ello.

P. ¿No quiere que le pase como a Carlos Andrés Pérez?

R. ¿Por qué nosotros debemos opinar sobre los problemas que ustedes tienen con ETA y como los enfrentan? El Estado español tiene la obligación de dar seguridad y paz social a sus habitantes en el marco de sus responsabilidades. ¿Por qué hemos de juzgar si la manera con la que se enfrentan a ETA es la correcta o no?

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