Una red de prostitución homosexual entró en la Casa Blanca
El servicio secreto norteamericano ha iniciado una investigación destinada a desmantelar una red de prostitución homosexual cuyos presuntos clientes son conocidos miembros de las administraciones de Reagan y de Bush, así como altos mandos del Pentágono, militares europeos aliados, congresistas y conocidos hombres de negocios de la capital federal. El mayor peligro por ahora es que su acceso a la Casa Blanca les haya permitido enterarse de secretos.
Las investigaciones que tratan de descifrar los aspectos criminales de este caso han sido enviadas ya a las autoridades judiciales, que deberán decidir a lo largo del verano si existe algún indicio criminal. Entre el material recopilado por el servicio secreto figura un recibo del 1 de julio de 1988 que pertenece a un conocido homosexual de Washington dedicado a la prostitución. Según The Washington Times, el periódico que ha destapado este escándalo político- sexual, la Casa Blanca habría recibido también la visita de un grupo de prostitutas y homosexuales masculinos, aunque no existe información sobre la persona que contactó con los call-boys que cruzaron la verja de la mansión presidencial para ofrecer sus favores sexuales.Entre los clientes de esta organización figuran conocidos personajes de la vida pública washingtoniana, descubiertos por los centenares de recibos de tarjetas de crédito interceptados por los investigadores. En algunos casos, incluso, las prostitutas y los homosexuales implicados en el caso ya han reconocido e identificado a sus clientes, entre los que se encuentran empresarios, abogados, banqueros, médicos, congresistas y otros profesionales.
El caso está coordinado por el fiscal Jay B. Stepphens, un antiguo consejero del presidente Ronald Reagan, quien ayer rehusó hacer declaración alguna.
Entre los clientes que pagaron los servicios carnales de prostitutas y homosexuales figuran, según el Washington Times, Charles K. Dutcher, ex jefe del personal presidencial durante el mandato Reagan, y Paul R. Balach, un amigo de Elisabeth Dole, ex ministra de Transportes con Reagan y actual ministra de Trabajo con Bush.
Ésta no es la primera vez que Dutcher ha estado relacionado con un escándalo sexual. En 1970 su jefe, el congresista republicano de Maryland, Robert Bauman, mantuvo relaciones sexuales con un adolescente. Dutcher también ha trabajado en el equipo directivo del vicepresidente Dan Quayle.
La información de The Washington Times, propiedad de la secta religioso-política Moon, de origen coreano, ha provocado un gran revuelo político. Los editores de este periódico han explicado que no tienen "la intención de publicar nombres y hechos por el simple hecho de hacerlo", pero han asegurado que sí publicaron los nombres de aquellas personas que "se hallan situadas en puestos clave o de influencia política".
Militares europeos
Entre los clientes de esta red de prostitución también figuran militares europeos que se halla destinados en Washington con mandos de la OTAN o como agregados militares en las embajadas de sus países. Un antiguo alto mando del Pentágono ha explicado que durante los último ocho años se temía "que la Administración de Reagan se convirtiera en un nido de homosexuales, ya que ése es el terreno preferido para el chantaje político y un terreno perfecto para la penetración soviética a través de prostitutas y homosexuales".La organización de servicio personales que ha provocado todo este escándalo responde a nombre de Professional Service Incorporated. La agencia se halla localizada en una casa de ladrillo rojo, con gran lujo interior situada en el centro del distrito de Columbia. Al parecer esta empresa de call-boys cuenta con numerosos apoyos financieros, y la alta tecnología que posee le permite canalizar perfectamente la elevada demanda de servicio que, al parecer, ha conseguido a lo largo de los últimos meses.
Entre esos servicios, y según el periódico, los más solicitado eran el hombre a hombre y el sueños de chicos. Las tarifas de la agencia y los pagos que se reflejan en los recibos de las tarjeta MasterCard, Visa y American Express interceptados por la policía marcan cantidades variables que oscilan entre los 60 y los 1.100 dólares. Hasta el momento, no se han producido detenciones, pero sí numerosos interrogatorios y pesquisas en las zonas homosexuales del distrito de Columbia, y en especial en los clubes nocturnos gay de la ciudad.
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