Reconversión silenciosa
Parece un contrasentido hablar de reconversión industrial en unos momentos aparentemente eufóricos en el panorama empresarial español. Sin embargo, estamos inmersos en unos cambios tan bruscos a corto plazo que forzosamente debemos hablar de otra fuerte reconversión en las pequeñas y medianas empresas, entre las que se encuentran las sociedades anónimas laborales.Como normalmente sólo se habla de grandes empresas y grandes números, parece conveniente que una modesta voz se manifieste a favor de esos miles de pequeños y medianos empresarios que a pesar de todo son los que más empleo generan, con gran diferencia respecto a grandes empresas, y que realizamos nuestra reconversión de forma callada, sin grandezas pero con probada eficacia y con más flexibilidad.
La reconversión actual es más difícil y peligrosa, si cabe, que la anterior, porque el escenario empresarial a medio y largo plazo es más incierto y complejo. Ahora estamos en la Comunidad Europea. Además, en muchos sectores hemos perdido, por una revaluación especulativa de la peseta, cerca del 20% de competitividad frente a países como Francia, considerando el desarme arancelario. Todo esto en dos años.
El resultado en muchos casos es que no podemos exportar como antes y además se perjudica el mercado interno, pues las empresas europeas son más competitivas en general, son más grandes y con más experiencia exportadora, incluso con prácticas poco ortodoxas para entrar en nuevos mercados que en todo caso rompen a la baja y de forma sensible el nivel de equilibrio interno de precios, obligando a fuertes cambios internos en productos e inversiones productivas que aumenten la productividad y competitividad de nuestras empresas.
Los acontecimientos económicos están siendo demasiado rápidos y se está generando un desfase, que se notará más a medio plazo, pero que muchos ya sentimos como una grave amenaza y que nuestra Administración no atiende suficientemente, al fijarse tan sólo en variables teóricas más que en la realidad empresarial.
Esta situación de adaptación urgente supone a corto plazo pérdidas de empleo, al ser muy difícil conseguir más cota de mercado. Por tanto, se trata de fabricar por lo menos la misma cantidad de producto con menos personal y acometer inversiones productivas de activo. Es comprensible el miedo a crecer ante un entorno monetario internacional tan cambiante que nos afecta tanto en tan corto plazo, y por tanto tendemos a ser conservadores en nuestras estrategias de empresa al no estar de acuerdo con las opiniones macroeconómicas.
Urge, pues, tomar medidas para aclarar el entorno empresarial a medio plazo, pues se nos pide un esfuerzo exagerado para adaptamos, ignorando una inercia empresarial lógica y real de muchos años que puede echar por tierra proyectos políticos importantes pero quizá poco realistas en los aspectos microeconómicos, al sumarse diferentes efectos económicos que afectan negativamente al mundo empresarial y, por tanto, al empleo , que es una variante social de gran importancia para consolidar cualquier proyecto político y / o económico a escala estatal.
Como reflexión, el crecimiento del producto interior bruto no guarda relación con la creación de empleo según las teorías de los economistas, cuando ya debería notarse de forma más clara la mejora de las dos variables, y no de una sola. Es otro síntoma claro de la actual deformación en las variables macroeconómicas, que obliga a análisis más detallados de la realidad española, y de las consecuencias de esta situación a medio plazo, sin contar el efecto que en estas condiciones tendría una posible recesión económica inducida, por una situación internacional incierta y por lo vulnerable de nuestra economía ante esa situación internacional.
Competitividad forzosa
La reconversión de la competitividad forzosa por el entorno europeo puede frenarse, porque asistimos a dos fenómenos sociales y económicos de graves consecuencias:
- El distanciamiento de los objetivos sociales y económicos que hicieron posible la última reconversión y la falta de acuerdo y de interés de la Europa social y la participación en las decisiones de la Comunidad Europea.
- La excesiva acumulación de poder y riqueza ha aumentado los desequilibrios entre países en estos últimos cuatro o cinco años, lo cual daña muy seriamente el sistema económico, por la aparición de enormes sectores especulativos (sin contar el fraude fiscal) y por la subterránea amenaza a la libre competencia en grandes sectores, después de las injustificadas carreras de fusiones en grandes empresas, que además consiguen enormes subvenciones fiscales.
La verdad es que no es coherente el diseño estratégico a medio y largo plazo cuando no sabemos lo que va a ocurrir en nuestro entorno en pocos meses. Una vez más, por encima de la ortodoxia económica macro está la lógica y la realidad empresarial del día a día y la valentía para seguir adelante superando las diversas dificultades que hoy tenemos, financieras, tecnológicas y de política monetaria internacional. De esta reconversión silenciosa, que afecta al 65% del producto interior bruto y al 70% de las exportaciones españolas, dependerá la evolución socioeconómica de los próximos años en España y en Europa. Ésta es la realidad empresarial de los países desarrollados, aunque se hable sólo de grandes empresas y grandes proyectos. Pensemos que las pequeñas y medianas empresas soportan el 85% de los empleos en nuestro país, y, por tanto, de su desarrollo y potenciación dependerá el futuro social y económico.
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