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LAS VENTAS

Moral de victoria

JOAQUIN VIDAL, De los tres espadas había uno con moral de victoria. Se llama Fernando Cámara, que hace dos semanas salió a hombros por la puerta grande. Por la puerta grande de Las Ventas no sale quien quiere sino quien puede, y entre la torería militante pueden muy pocos. Cierto que en la salida por la puerta grande aquella colaboraron de consuno un turismo aplaudidor y un presidente triunfalistade ligero pañuelo, pero ya está registrada en los anales de Las Ventas y todas las explicaciones huelgan. Todas, excepto las del propio Fernando Cámara, que ayer volvió al coso con moral de victoria y dispuesto a demostrar que 15 días antes no le había sonado la flauta por casualidad (con perdón).Lo demostró Fernando Cámara, 15 días después. Si nos apuran, la flauta (con perdón) le sonó aún más afinada y gustosa que 15 días antes. No siempre, claro, porque su primer novillo, de tardo acometer, dificultaba el acabado temple en los derechazos, y a veces la flauta-con-perdón hacía pedorretas, hasta que al final de la larguísima faena se le ocurrió torear con la izquierda, y entonces sonó mejor.

Cobaleda / Soro, Valderrama, Cámara

Novillos de Caridad Cobaleda bien presentados, de escaso juego. Soro II pinchazo, espadazo enhebrado y estocada contraria a toro arrancado perdiendo la muleta (silencio), pinchazo hondo trasero, dos pinchazos, pinchazo hondo y tres descabellos (silencio). Domingo Valderrama: pinchazo, otro bajo perdiendo la muleta -aviso- pinchazo bajo y bajonazo (silencio pinchazo y bajonazo descarado perdiendo la muleta; aviso (silencio). Fernando Cámara estocada contraria saliendo derribado, rueda de peones -aviso- y dos descabellos (vuelta con algunas protestas); dos pinchazos perdiendo la muleta, pinchazo hondo y descabello (vuelta).Plaza de Las Ventas, 25 de junio.

En el sexto, de suficiente nobleza, llegó la flauta a cantar música de ángeles, principalmente cuando Fernando Cámara interpretaba el toreo en su versión pura, echaba la patita7ante, vaciaba suave y sincrónico para ligar los pases. Así de bien construyó su última faena de ffluleta, que se premió sólo con una vueltecita al ruedo, por matar mal.

Lo de matar mal ya es vicio.Da la sensación de que el volapié ha pasado a ser suerte de segunda y cualquier espadazo vale, así asesine. A Domingo Valderrama, que pegaba unos bajonazos horribles, le llegaron a llamar toricida, y era verdad, aunque toricidas ya son casi todos. Soro II, con mal lote, sólo pudo estar voluntarioso.,en sus trasteos de muleta y con la espada fue toricida. Domingo Valderrama, que tampoco tuvo género propicio, mostró detalles de torero bueno, cargó la suerte, arrimó valiente al asta su pequeño cuerpo, no veía la hora de terminar y cuando la veía era peor, pues afrentaba impío la sagrada tauromaquia en su capítulo principal, que llama suerte suprema.Todo reo de toricidio debería sentir moral de derrota tras la comisión del delito, pero están los tiempos tan revueltos dentro de los cosos como fuera y aún pretenden los toricidas que por el bajonazo les den premios. Y el caso es que muchas veces se los dan. De estos tiempos revueltos es víctima el mismísimo Don Mariano, que ya ni puede explicar a la salida, bajo la luz de un farol en los aledaños del coso, el canon del volapié: le atracan.

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