Alarma mundial ante la posible extinción del elefante africano
La población de elefantes africanos ha disminuido drásticamente en los últimos 10 años debido a la caza de estos animales para la obtención de marfil. La gravedad del problema ha llevado a las asociaciones conservacionistas a pedir la prohibición del comercio de marfil como única medida eficaz para evitar la desaparición del elefante. Algunos países ya han prohibido la importación, temporal o definitiva, mientras en África se espera una ofensiva de los furtivos ante la posibilidad de que entre en vigor a finales de año la prohibición del comercio.
En Hong Kong entró en vigor el pasado viernes una moratoria sobre las importaciones de marfil en bruto procedente del resto del mundo. En Japón se anunció el mismo día una limitación drástica de la importación de todos los productos de marfil que sólo permitirá la entrada del marfil vendido directamente por los gobiernos de algunos países africanos. Ambas medidas son significativas porque Hong Kong y Japón acaparan el 85% de las importaciones de marfil, y son el centro de su comercio a otros países. Estas prohibiciones se suman a las ya decididas por Estados Unidos, Francia, Suiza, Reino Unido y la República Federal de Alemania. Se espera que la Comunidad Europea tome medidas similares próximamente.El 95% de los elefantes adultos que disponen de grandes defensas ha perecido en los últimos 10 años en algunas zonas de Africa, según la Unión Internacional para la Defensa de la Naturaleza, que ha hecho un dramático llamamiento para la conservación de estos animales. En 10 años se cree que ha disminuido el número total de elefantes en un 50% en África, exclusivamente debido al marfil, que se ha convertido en el mayor recurso natural de las regiones más pobres. La propuesta de prohibición total del comercio va a ser estudiada por los representantes de los 102 países miembros de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Salvajes en peligro de Extinción, que se reúne el próximo mes de octubre.
Censo aéreo
En el parque nacional de Tsavo, en Kenia, observadores y expecialistas efectuaron la pasada semana, a bordo de 12 avionetas, un censo aéreo de los elefantes y rinocerontes que viven en el territorio, tan grande como Bélgica. La misma operación se realizará próximamente en el resto de los parques nacionales keniatas, con ayuda de Naciones Unidas, la CE, y grandes empresas multinacionales. Se cree que en Kenia sólo quedan de 15.000 a 18.000 elefantes y en toda África unos 750.000. El rinoceronte es un animal cuyo número también ha disminuido peligrosamente en los últimos años.El paleontólogo Richard Leakey, nombrado recientemente director para la Conservación de la Vida Salvaje en Kenia, se ha mostrado partidario de vallar los parques nacionales del país y gestionarlos como empresas, de forma que su explotación ayude a elevar el nivel de vida de la población y evite así la proliferación de furtivos.
La reputación internacional de Leakey y su experiencia, desde su puesto anterior de director de los museos nacionales durante 20 años, en la política keniata convierten a Leakey en una esperanza para toda África. Este científico mantuvo el año pasado un enfrentamiento con miembros del Gobierno keniata, a los que acusó de ser cómplices en el furtivismo. Su posterior nombramiento se considera por tanto una victoria frente a este sector.
Dependencia turística
Tanto Kenia, como Tanzania y Zimbabwe dependen económicamente en gran medida del turismo y han mostrado su interés en conservar la fauna salvaje. Sin embargo, Zimbabwe y Suráfrica se oponen a la prohibición del comercio. Algunos conservacionistas propugnan una solución intermedia, mediante la cual los gobiernos africanos tendrían la exclusiva de la venta de marfil.
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