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ESPACIO

La adjudicación del satélite 'Hispasat' sufre un nuevo retraso por interferencias con Intelsat

La adjudicación de la construcción y puesta en órbita del satélite español Hispasat, que deberá ser operativo en 1992, ha sufrido un nuevo retraso, probablemente hasta finales de verano, debido a un problema de coordinación internacional de frecuencias y de interferencias con otros satélites, principalmente del consorcio Intelsat: (Organizacion Internacional de Comunicaciones por Satélite) y de un futuro satélite que podrá ser lanzado por Irlanda. La adopción de la decisión final estaba prevista para finales del pasado mes de mayo.

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En relación con este tema Frederic D'Allest, presidente de Arianespace (empresa que lanza el cohete Ariane), dijo ayer en Madrid que sigue con mucha atención las dos decisiones que tiene que tomar el Gobierno español. D'Allest se entrevistó ayer con los responsables del proyecto "Hispasat" del Ministerio de Transportes. Por otra parte la industria electrónica española ha expresado su preocupación por la actual situación "de indefinición de la adjudicación y fecha de lanzamiento".Algunos altos cargos de la Administración de las Telecomunicaciones dieron como fecha casi límite para la adjudicación de la construcción del "Hispasat" el pasado mes de abril, una vez que fue aprobada en Consejo de Ministros de ese mismo mes la sociedad explotadora del satélite. Un problema de coordinación internacional de frecuencias e interferencias es ahora la causa del retraso en la toma de las dos decisiones, según fuentes técnicas de la Administración. Estas mismas fuentes creen que a pesar del retraso "que nos pone al límite de los plazos previstos" el "Hispasat" podrá ser operativo para 1992.

"Queremos que cuando el satélite esté en el espacio sea totalmente operativo y no le suceda como al "Telecom" francés que no pudo ser utilizado en parte debido a problemas de frecuencias e interferencias", han dicho técnicos del Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones que trabajan contra reloj para resolver las posibles interíbrencias que pueden provocar otros satélites de Intelsat y de Irlanda que tienen asignada la misma posición orbital que el "Hispasat", es decir, 31º Oeste, o una posición muy próxima.

Según estas mismas fuentes se presentan 50.000 casos de posibles mútuas interferencias y hasta ahora ya han quedado resueltos 30.000 casos. En este proceso técnico a tres bandas -España, Intelsat e Irlanda- se utilizan ordenadores para simular las interferencias que pueden provocarse mútuamente estos tres interlocutores. La eliminación de interferencias quedará luego reflejada en los componentes -carga útil- que se incluyan en el satélite antes del lanzamiento porque una vez que se encuentra en órbita ya no pueden modificarse.

En las próximas semanas quedarán terminado el complicado proceso técnico de "limpieza previa y teórica del espacio" antes de que éste sea utilizado. Entonces el Consejo de Ministros adjudicará la construcción del satélite a los conorcios europeos liderados por Matra y MBB, o a la empresa norteamericana Hughes y el lanzamiento a la empresa europea explotadora de Ariane o a las nortemaericanas Titán o Atlas Centauro.

Postura de Arianespace

"Seguimos atentamente el desarrollo del programa Hispasat. Esperamos con atención las dos decisiones que debe tomar el gobierno sobre la adjudicación de la construcción y del lanzamiento del sistema español de satélites", afirmó ayer Frederic D'Allest, presidente de Arianespace, el consorcio industria que explota el cohete europeo Ariane.D'Allest, que se refirió siempre a las dos decisiones, a pesar de que Arianespace como tal no está afectada por la adjudicación de la construcción de los satélites, señaló que se trata de decisiones muy importantes por las repercusiones que pueden tener sobre las relaciones industriales españolas con los países europeos y sobre la cooperación y solidaridad europeas en el marco de la Agencia Espacial Europea (ESA). El presidente de Arianespace recordó que las empresas españolas CASA y Sener son dos de los 50 socios de la compañía que preside (con una participación total de un 2,5%) y que la reciente decisión de fabricar 50 nuevos cohetes Ariane 4 representa 12.000 millones de pesetas en concepto de retorno industrial para la industria española. "Si nos conceden el lanzamiento de los dos satélites, el retorno será del 55%", afirmó.

Mientras se resuelve el problema técnico la Asociación Nacional de Industriasl Electrónicas (Aniel) ha hecho pública su preocupación por esta situación. "No sabemos a qué atenernos", dijo ayer el director de esta asociación, Gonzalo Caro. "Nos encontramos ante un tema de enorme trascendencia para la industria de telecomunicaciones española y el retraso en estas condiciones no beneficia a nadie y sobre todo perjudicará a las empresas españolas si se quiere lanzar el satélite antes de 1992".

El directivo de Aniel ha recordado que la postura de la industria es precisamente que se facilite en lo máximo posible la participación española aunque para ello deba retrasarse la puesta en funcionamiento del satélite. Según una reciente encuesta que se ha hecho entre las empresas que podrían participar en el satélite una participación de un 30% sería muy bien acogida por la indutria electrónica y de las telecomunicaciones". Aniel apuesta claramente por las ofertas presentadas por los consorcios europeos porque, entre otras cosas, se acercan a ese grado de compensaciones o retornos para la industria española".

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