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El desacuerdo entre los países centroamericanos amenaza con retrasar el plan de ayuda de la Comunidad Europea

El Plan de Cooperación de la Comunidad Europea en Centroamérica corre el peligro de retrasarse y no poder entrar en vigor este año por la falta de acuerdo entre los Estados beneficiarios (Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala). Abel Matutes, comisario responsable de las relaciones con América Latina, envió hace unos días una carta a los presidentes de estos cinco países en la que les urge a asumir los compromisos que permitan a la CE conceder el apoyo financiero prometido como respaldo al plan de paz.

El escrito de Matutes ha obtenido inmediata respuesta. La advertencia hecha por el comisario de que la lentitud en la preparación del programa puede impedir "iniciar su ejecución con cargo al presupuesto comunitario del corriente ejercicio" ha servido para que una delegación técnica se haya presentado en Bruselas esta semana con intención de recuperar el tiempo perdido.Fuentes de la Comisión Europea han afirmado que por parte de la CE "el plan está virtualmente aprobado". Falta que los países centroamericanos adopten medidas que supriman las trabas a los intercambios al comercio intrarregional, aseguren el sistema de pagos, reduzcan los desequilibrios en los intercambios y fijen mecanismos de salvaguardia y vigilancia.

Estas condiciones son previas a la concesión de la financiación comunitaria aprobada como respaldo a los acuerdos de paz en Centroamérica. Matutes insiste en que "la CE respondió a la demanda de ayuda de estos países, pero la condicionó a que las realizaciones concretas honren y respeten el espíritu y la letra de los compromisos adquiridos".

El plan de ayuda de la CE a la reconstrucción de Centroamérica recibió "un principio de acuerdo político" en la Conferencia San José V, celebrada en San Pedro de Sula (Honduras) los pasados 27 y 28 de febrero. Los esfuerzos conjuntados de la presidencia española y del comisario Matutes contribuyeron a esa iniciativa, que supone inaugurar un marco de relaciones en el que la CE adquiere el compromiso de contribuir al proceso de reconstrucción económica como principal garantía de la paz en el área.

El programa contempla una ayuda extraordinaria por parte de la Comunidad de 150 millones de ECU (19.500 millones de pesetas) en tres años. Aparte, diversos países comunitarios contribuirían con 180 millones de dólares a resucitar el Banco Centroamericano de Reestructuración Económica. Los intercambios entre los cinco países representan en la actualidad sólo un 10% de la balanza comercial conjunta. El objetivo es duplicar ese comercio -hoy reducido a 500 millones de dólares anuales- para recuperar los niveles de los años setenta. España, Francia e Italia ya han dado su acuerdo para aportar su parte en la compra de acciones del banco y sólo falta vencer la reserva de la RFA para consolidar un proyecto que está también respaldado por Japón, EE UU y Canadá. El acuerdo de San Pedro de Sula, según fuentes del Gobierno, "es un compromiso plurianual y representa urx primer paso para r6mper con el olvido de la CE hacia América Latina". Matutes insiste en que la nueva política de la Comisión es un programa a largo plazo, "basado tanto en elevar el listón de los objetivos políticos como en las realizaciones concretas".

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