"No existirá cultura sin reforzar la universidad"
Touraine aboga por equilibrar razón y subjetividad
, Francés de gesto y apariencia, francés en la velocidad de su pensamiento, que se adivina producto del antiguo placer que el contraste de la palabra y de la idea produce en los sobrinos de Pascal y Descartes, Alain Touraine, entretiene algunos gestos, alguna debilidad semántica en su castellano, producto familiar y de su interés por España y América Latina.
Se muestra en desacuerdo con la idea de que la unidad europea suponga necesariamente olvidos de características nacionales. "No comparto esa idea, según la cual las culturas nacionales caminan al fracaso. Ellas han sido portadores de los anhelos más fuertes de universalidad. Leonardo da Vinci o Cervantes no eran precisamente palurdos apegados a su terruño. Si mantuviéramos la posibilidad de agostamiento de las culturas nacionales, EE UU se convertiría en el paradigma mundial.
Enemigos lógicos
Haciendo gala de un "método práctico", según el cual las ciencias sociales deben "pensar sobre la experiencia, aunque no desprecien la utilidad de la teoría", Touraine parece plantearse la unidad europea, como una "experiencia de campo" de la que no es posible despejar ninguna incógnita. "Debemos desechar el pensamiento de que la unidad de Europa es una tendencia natural e inevitable. Tiene enemigos lógicos, que los avances previstos para el 93 pondrán de manifiesto. Los muy ricos y los muy pobres tienen ventajas, ¿pero cuál es la venta . a de un agricultor francés, o de un obrero alemán? Los pasos a dar deben ir más allá de lo económico, porque la cosa puede ir para atrás. Si examinamos la economía mundial, veremos que en Europa pueden darse más casos como el de Suiza: economía totalmente internacional, sin grandes problemas, e identidad cultural y política inexistente. Este status podría ser apetecido por otros países".
En su opinión, para lograr la unidad es necesario avanzar en tres frentes: "Enfatizar los elementos de integración haciendo disminuir las desigualdades. Voluntad política, que parece evidente en 11 de los 12 Estados miembro. Y, finalmente, la unidad cultural, que depende (constatada la crisis del racionalismo) de la respuesta que hallemos para hacer compatibles la razón con la individualidad, la intimidad con la historia. Las respuestas generales son insuficientes y peligrosas".
Nueva modernidad
Para situar su propio pensamiento (diferenciar, clarificar, equivocarse con sentido común), Touraine despliega el mapa de aquellas corrientes filosóficas que perviven en Europa. "El primer lugar, sobreviven con gran poder material y nulo interés intelectual los teóricos del desarrollismo. Más bienestar, más ciencia, más desarrollo. De otra parte, la corriente crítica, de mucho mayor calado intelectual, herederos de la escuela de Francfort y del estructuralismo, que abandonan la idea de modernidad y teorizan la posmodernidad. Y una tercera posición con la que me identifico, que propugna la idea de una nueva modernidad. Aquí hay dos forma de pensar, la de Habermas, que ve factible el retorno a una sociedad preindustrial, a una sociedad del debate, realizando una especie de crítica de la razón democrática. Yo no creo factible ese retorno; las técnicas tienen excesivo poder; estamos mediatizados por los sistemas de comunicación. Defiendo la existencia de una nueva modernidad que sea capaz de combinar la tazón y la subjetividad. El ejercicio de una libertad personal que se apoye en sus raíces, que en muchos casos pueden ser de índole religiosa. La democracia (que de alguna forma asume el mito de la revolución, el mito de la modernidad) habría de consistir en unas reglas de conducta que mantengan la tensión del diálogo entre dos moralidades, la universal y la particular".
Movimiento de la mujer
La realidad, la vida, aparecen otra vez como inductoras de su pensamiento. "Doy gran importancia al movimiento de la mujer. Ellas combinan la vida profesional y la personal. Algo parecido ocurre con los jóvenes. Tanto unos como otras tienen gran capacidad para combinar distintas vivencias. Los hombres son mucho más unidimensionales, más retrógrados en mi visión del futuro".
Europa será la "tierra en la que se celebren las bodas entre la razón y la subjetividad". Estas bodas son, en su opinión, imprescindibles para evitar que Europa -a imagen de EE UU- se con figure como una sociedad de guetos, con una elite sumamente universalista, y unas masas sumidas en su particularismo".
Para Touraine es imperativo el rápido diseño de una entidad territorial, de contenidos políti cos y económicos claros, sin la cual el proceso de unidad avanzará con dificultad. "Los contra rios se unen dentro de una unidad superior. Antes fue la na ción, hoy pudiera ser Europa Pero esa posibilidad exige el consiguiente desarrollo de procesos políticos, a partir de los cuales s podrá especular sobre los proble mas prácticos de organización en los que la ciudadanía está -a través de los media- mucho más volcada que los políticos, siempre obsesionados por la macroe conomía y las relaciones internacionales".
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