"Porque en Pekín hay guerra"
Dos niños, entre los primeros evacuados que regresan a Madrid
, Estallidos de llanto, carreras a brazos abiertos, efusivos y emocionados abrazos pusieron fin ayer, en el aeropuerto de Madrid-Barajas, a la interminable espera del primer grupo de residentes españoles en China que logró llegar a Madrid, tras un viaje de más de 48 horas. Las estrellas del grupo de 13 evacuados, ante la avalancha de destellos de flash, fueron dos niños, Pablo y María, de siete y cinco años, que hicieron el viaje a solas, Sus padres, ambos funcionarios en la Embajada española de Pekín, están todavía en sus puestos, Los enviaron a Madrid, según dicen los niños, "porque en Pekín hay guerra".
Algunos de los familiares llevaban montando guardia en el aeropuerto de Madrid-Barajas desde las nueve de la mañana. La mayoría criticaba la confusa y es casa información recibida por parte del ministerio de Asuntos Exteriores en torno a la hora de llegada de sus parientes. "No en tiendo por qué, si se molestan en montar vuelos especiales para los etarras, dada la excepcionalidad de la ocasión, no podían haber montado uno para los miembros de la colonia española, que no pasa de las 60 personas", comentaba indignada una mujer de cabello plateado con los nervios destrozados por la espera de su hija, estudiante de literatura clásica china en Pekín. "Desde que comenzaron los problemas serios no me he movido de casa: todo el tiempo al lado del teléfono por si ella conseguía llamar, porque nosotros, aunque lo intentábamos a todas horas, no había forma", explica. "Mientras estaban en Pekín no hubo problemas porque, a través de la Embajada española, organizaban llamadas colectivas para tranquilizar a los familiares; lo peor ha sido desde que salieron de la capital", añade.Otros familiares confirman que la angustia y el desconcierto reinaban en sus casas desde el jueves, cuando perdieron la pista de sus parientes en Bangkok, Tailandia.
"No, había forma de saber por dónde iban a llegar los niños, si los habían mandado vía Londres o vía París; por fin, gracias a las gestiones personales y buena voluntad de funcionarios amigos, se pudo localizarlos en París", explican las dos parejas de abuelos; de los dos niños que integrabar. el grupo. "En casa", añaden. "cada uno se encargó de escuchar una emisora de radio, porque nos enterábamos más por los periodistas que por Exteriores". A las seis de la tarde, en que por, fin aterrizó el vuelo en el que viajaba el grupo, los familiares eran un manojo de nervios.
Pablo y María, los dos niños, fueron los primeros en ser abordados por la nube de periodistas que compartía la espera con los abuelos. En el revuelo, el oso de peluche rosa de la niña, de melena rubia y ojos tímidos, voló por los aires. ¿Habéis tenido miedo? "No", contestaron de la mano de uno de los abuelos al unísono. ¿Y por qué os han mandado? era la pregunta más frecuente. "Porque en Pekín hay guerra".
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