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La OEA obtiene escaso éxito en su primer contacto con el Gobierno panameño

Antonio Caño

Las primeras gestiones realizadas por la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) destacada en Panamá han generado escasas perspectivas de éxito. Las conversaciones iniciales mantenidas con el Gobierno revelan, según fuentes próximas, que no existe por parte de éste ninguna voluntad de entregar el poder a los reconocidos como vencedores de las elecciones del 7 de mayo, anuladas por el régimen del general Manuel Antonio Noriega.

El ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Ritter, advirtió ayer que la resolución aprobada por la OEA el pasado día de 17 no obliga a las autoridades de este país a admitir ningún triunfador en las urnas, sino tan sólo a realizar una transferencia del poder. "El pasado está pasado, ahora hay que buscar fórmulas nuevas", dijo el canciller panameño.Las fórmulas nuevas ofrecidas por el Gobierno van desde la formación de una junta provisional cívico-militar, con participación de la oposición, hasta la extensión del mandato del actual presidente, Manuel Solís. Ninguna de las soluciones que por ahora se manejan son aceptadas por los líderes opositores, que no renuncian a una victoria electoral que todos los escrutinios privados consideraron en torno al 70%.

Los tres ministros designados por la OEA, junto al secretario general de la organización, Joáo Baena Soares, se reunieron el martes con Solís y parte de su Gabinete. Ayer lo hicieron con los representantes de la oposición, y, probablemente, hoy se entrevistarán con el general Noriega. Ningún avance hasta el momento.

La reunión con el Gobierno fue el reflejo del desencuentro que sufre un país donde, cuando la oposición pide democracia el Gobierno contesta invasión norteamericana. La comisión de la OEA venía con el mandato expreso de buscar -Fórmulas de avenimiento para la consecución de un acuerdo nacional que permitiese una transmisión del poder; el presidente Solís le contestó con pruebas de la intervención de Estados Unidos en todo el reciente proceso electoral panameño y con datos sobre la presencia militar norteamericana aquí.

Ayer el hotel Marriott fue de nuevo escenario de la política panameña, porque allí se celebró el encuentro entre los mediadores latinoamericanos y los dirigentes de la oposición, Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford. En este caso, según fuentes próximas, la conversación fue básicamente una demanda por parte de los tres candidatos privados de su victoria a que la comunidad internacional, y especialmente la OEA, mantengan e incrementen su presión sobre Noriega hasta que reconozca la voluntad expresada en las urnas.

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Actuar "de buena voluntad"

Hasta el mediodía de ayer sólo podía esperarse que un negociador tan cotizado como el canciller de Ecuador, Diego Cordovez, sacase de su chistera el copnejo que desbloquease una situación condenada a pudrirse. Cordovez explicó que su misión y la de sus compañeros consistía únicamente en actuar "de buena voluntad" para conseguir "una solución entre panameños". "No podemos hablar de mediaciones ni de otro tipo de atribuciones, venimos a promover fórmulas de avenimiento entre los panameños", dijo.Escéptica sobre la posibilidad de un acuerdo, la población cree todavía lejano el fin de Noriega. Los panameños conocen la capacidad del general para ganar tiempo y distraer a sus interlocutores, y casi nadie duda que ocurrirá lo mismo con la misión de la OEA. El único precio que tendría que pagar el régimen por un fracaso de esta mediación sería el de un mayor aislamiento, pero eso es muy poca amenaza para un país que ya está aislado.

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