Una anciana presuntamente secuestrada demuestra estar en posesión de sus facultades
La personalidad de la anciana de 84 años que denunció a tres de sus familiares, beneficiarios de su último testamento, y a los propietarios de la residencia en la que permaneció 70 días, retenida contra su voluntad, ha condicionado fuertemente el desarrollo del juicio que se celebra estos días en la Audiencia de San Sebastián. Durante la vista, que continuará hoy, Carmen Gómez Jaúregui puso a prueba buena parte de la estrategia de las defensas, mostrando, aparentemente al menos, una lucidez y una entereza nada comunes en personas de su edad.Así, la anciana revindicó con soltura ante el tribunal el derecho constitucional a la libertad y la igualdad de los ciudadanos, mientras los abogados de los cinco procesados, que se enfrentan a penas individuales de 10 de prisión por detención ilegal, barajaban argumentos de demencia senil o de inestabilidad emocional. "Aquella residencia era un infierno, me parecía imposible encontrarme allí. No, nunca he tenido necesidad de que me atendiera un siquiatra y no tengo reparo en que se me examine, no me pongo histérica fácilmente; modestia aparte, me considero una persona normal", respondió la anciana a preguntas de los defensores.
Desde que consiguió abandonar la residencia Gure etxea, (Nuestra casa) de San Sebastián, hace ya tres años, vive sóla en su domicilio de Barcelona y cuida de sí misma y de su casa. La anciana dijo ayer que no se encontraba bien de moral, que todo ese proceso le resultaba muy doloroso y que la sociedad "parece haber perdido la ética cuando lleva a sus mayores a residencias que son un infierno". Desde su estancia en el centro "Gure etxea", de la que fué rescatada por unos abogados con los que logró contactar telefónicamente, Gómez tiene pesadillas en las que se se ve envuelta en excrementos.
Ayer, los tres testigos del testamento -un amigo del cuñado, actualmente procesado y los porteros de la finca- que Gómez firmó en casa de su hermana y de su cuñado, reconocieron que vieron por primera vez a la anciana en el momento mismo de la firma. Afirmaron que la mujer se encontraba en una silla de ruedas, "deprimida",y "muy caida". Gómez acusa a su cuñado y a su sobrino de haberla mantenido drogada desde que salió de Barcelona para pasar una temporada con ellos, con el ánimo de hacerse con sus ahorros afirma que contaron con la pasividad de su hermano, una persona también de mucha edad.
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