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William Boyd presentó en Madrid su cuarta novela, 'Las nuevas confesiones'

El escritor es heredero de la tradición del humor británico

El escritor británico William Boyd presentó ayer en Madrid su cuarta novela, Las nuevas confesiones, publicada por la editorial Alfaguara. Boyd, catalogado Por los críticos como un humorista clásico, considera, sin embargo, que es en el punto de vista donde se encuentra la modernidad.

William Boyd, de 37 años, se mostraba ayer en Madrid, donde presentó la última de sus novelas, Las nuevas confesiones, particularmente abierto a una cultura que apenas conoce más allá de algunos veranos en Ibiza, de forma que era más fácil responder a sus preguntas sobre España que hacer que hablara sobre las características de su obra.Las nuevas confesiones, que ha vendido 20.000 ejemplares en la edición inglesa de tapa dura y varias decenas de miles más en la edición de libro de bolsillo, cuenta la historia de John James Todd, un hombre del siglo XX que hubiera sido un genio de no haber concurrido la desafortunada circunstancia de llegar con retraso, y en el lugar equivocado, a los momentos clave del siglo XX. Combatiente en la Primera Guerra Mundial, su trinchera es la última del frente, es decir que metros más allá se encuentra el mar, y cineasta de genio, su película clave se comienza a exhibir cuando triunfa ya en las salas el cine hablado.

Boyd, miembro de la generación joven de escritores británicos como Martin Amis o Julian Barnes, que exporta sus libros con cierto éxito, se reclama heredero de la tradición de un Graham Greene, en el respeto por el realismo y la eficacia, y sobre todo, del amigo de éste último Evelyn Waugh, en el culto de un sentido del humor que se ha terminado por convertir en una seña de identidad británica.

La misma escuela, si así se puede hablar, a la que pertenecen Woodehouse, Kingsley Amis con su clásico Lucky Jim en el que se ridiculiza el sistema universitario inglés, o Tom Sharpe, aunque éste con ambiciones distintas. Boyd ha escrito también guiones de películas, muy polémicas en su país por su crítica a ciertos valores del sistema.

Una de las peculiaridades de William Boyd es que, perteneciendo a una familia escocesa, ha vivido 22 de sus 37 años en Ghana y luego en Nigeria, lo que ha marcado totalmente su obra.

Un buen hombre en África, Como nieve al sol, y la novela que escribe en la actualidad, cuyo protagonista es una mujer, se desarrollan en el continente africano; todas ellas, en cierto modo, hablan del choque de culturas entre el Primero y el Tercer Mundo.

Otra de ellas, Barras y estrellas, llevada al cine en una película desgraciada en su estreno en España a causa de la alevosa traducción de su título, habla de las vicisitudes de un británico en Estados Unidos.

Escritas en un estilo clásico, las novelas de William Boyd producen la equívoca impresión de que no están noveladas desde el empeño de renovar la literatura.

Pero en su caso no es unicamente el lenguaje el que indica modernidad, sino el punto de vista que aplica a su escritura. Sus protagonistas son gente desplazada puestas en un mundo que no terminan de comprender -lo que da pie a los equívocos de los que parte el humor-, pero a la vez una disciplina extrema en la narración desde ellos, desde su punto de vista, produce una impresión de indefensión, extravío, que es el que les otorga su innegable contemporaneidad.

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