Confesiones de un intérprete
Chang Jiang revela que el humor animó las mayoría de las reuniones entre los líderes de Pekín y Moscú
ENVIADO ESPECIAL Deng Xiaoping y Mijail Gorbachov se darán hoy la mano, seguramente de manera más afectuosa a como lo hicieron Mao Zedong y Nikita Jruschov cuando se despidieron en el aeropuerto de Pekín el 4 de octubre de 1959, la última ocasión en la que iba a producirse un encuentro entre máximos dirigentes de China y de la Unión Soviética. El humor, a excepción de 1959, había presidido la mayor parte de las otras tres cumbres entre chinos y soviéticos (1954, 1957 y 1958), confiesa uno de los intérpretes que participaron en las tres últimas reuniones al máximo nivel. *Nunca imaginé que la ruptura iba a durar tanto tiempo", cuenta.
Chang Jiang, un sovietólogo que es miembro actualmente de la Academia de Ciencias de China, es en realidad un seudónimo. "Preferiría que no publicara mi nombre", dice al final de un largo almuerzo en el que ha eludido hacer cualquier comentario sobre Deng Xiaoping, el actual numero uno chino, que participó como subjefe en varias de las cumbres y viajó en 1961 a Moscú para defender la línea revolucionaria de Mao, meses después de que la URSS retirara de China a todos sus expertos y técnicos.La URS S fue la primera nación en reconocer a la República Popular China tras el triunfo de la revolución, en 1949, pero ese gesto no se traduciría precisamente en afecto cuando Mao Zedong viajó a Moscú a media dos de diciembre de ese año y tuvo que aguardar casi dos meses y medio para ser recibido por Josep Stalin. El líder chino amenazó con volverse a casa. "Mao, opinaba que había una desigualdad en el trato, que los soviéticos se consideraban superiores. Stalin no fue al aeropuerto a recibirle", declara Chang.
Las cosas iban a cambiar bastante cinco años más tarde, cuando Jruschov, una vez asumido el poder, llega a Pekín, a finales del verano. "El ambiente era bueno. No había tensión entre los dirigentes", recuerda Chang. Esa cumbre fue fundamentalmente económica, y en ella se abordó el tema de la cooperación soviética. Jruschov visitó medio país en las dos semanas que permaneció en territorio chino. Los excesos cometidos por Stalin estaban por entonces aflorando, pero en Pekín "no se discutió el problema", asegura el intérprete. "Mao y Jruschov eran un par de bromistas", afirma Chang.
Denuncia del estalinismo
En 1957, un año después de la denuncia de los errores del estalinismo por parte de Jruschov, la cumbre chino-soviética se decide que se celebre en Moscú, coincidiendo con el 402 aniversario de la Revolución y la celebración de la conferencia de partidos de varios países. "Recuerdo", dice Chang, "que los soviéticos dijeron en la cumbre que en un período de 15 años la renta per cápita de la URSS sería más elevada que la de Estados Unidos, y la delegación china, a su vez, se comprometió a superar al Reino Unido en volumen de producción".
Mao fue en esta ocasión alojado en el palacio del Kremlin. El Gran Timonel haría uso de uno de sus lemas durante el encuentro con Jruschov: "El viento del Este avanza hacia el Oeste". El dirigente chino subrayó en la conferencia de partidos que cada país debe respetar la soberanía de los demás.
"Mao y Jruschov eran un par de bromistas, pero en 1958 la buena camaradería de antes comienza a perderse, a raíz de las diferencias ideológicas y de política exterior", dice el intérprete. Jruschov juega la baza norteamericana y va a Washington, donde rápidamente se interesa por la doctrina de la coexistencia pacífica. Cuando regresa, teme que China se prepare para el asalto a Taiwan. "Nunca pensamos invadir la isla; sólo protagonizamos incidentes aislados para mantener la presión en la VI y VII Flotas de Estados Unidos", dice. Además, Moscú había tomado postura a favor de la India en el conflicto fronterizo con China.
"Una torpeza"
La última de las cumbres, la número cinco, no pudo empezar con peor pie. La agencia oficial Tass calificó el acto de fuerza en la frontera de China con la India como "una torpeza", lo que levantó oleadas de críticas por parte de los dirigentes chinos. El comentario de Tass apareció días antes de la llegada a Pekín de Jruschov. "Mao no formuló una protesta ni habló directamente del tema durante la reunión, pero sí lo hizo a través de sus colaboradores", afirma Chang Jiang. Hubo momentos de disputa verbal, añade, pero pese a todo Mao fue a recibir y a despedir a su homólogo. Pero el dirigente chino no pronunció ningún discurso y el clima fue de gran tensión.
Las escaramuzas de 1969
"Nunca imaginé que la ruptura con los soviéticos iba a ser irreversible y consideré que la retirada de los técnicos de la URSS en agosto de 1960 se trataba de algo temporal y de una presión de Moscú para controlar a Mao", cuenta Chang Jiang. "Sin embargo, la llegada de Leonid Breznev y la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968 nos hicieron ver la amenaza soviética", agrega. Fue un momento muy duro, recuerda Chang al evocar las escaramuzas habidas en 1969 en la frontera chino-soviética y el hecho de que todo ello coincidiera con la revolución cultural. "Mao", dice, "tuvo hasta 1958 una política muy acertada, pero luego, en su fase de vejez, adoptó una línea ultraizquierdista que provocó el estancamiento de la economía china durante 10 años".Chang, que quemó todos los apuntes de sus intervencíones en las cumbres entre los dos países durante, la revolución cultural por miedo, elogia a Yuri Andropov y a Mijail Gorbachov por ser los dos únicos líderes de la URS S que han sabido comprender los intereses chinos. "La mejora de relaciones está fundamentada en el mutuo respeto por parte de los dos países".
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