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La Comisión Europea dulcifica sus proyectos de armonización fiscal con vistas al mercado único

En un nuevo intento de superar las crecientes divergencias entre los doce sobre la armonización de la fiscalidad, la Comisión Europea se dispone a flexibilizar sus propuestas, y sus proyectos de directivas dulcificadas serán en parte presentados en la reunión informal que los ministros de Economía y Hacienda de la CE celebrarán el próximo fin de semana en S'Agaró (Gerona). En esa localidad de la Costa Brava tendrá lugar el próximo sábado, bajo la presidencia del ministro español, Carlos Solchaga, un debate sobre la aproximación de los tipos de IVA vigentes en los Estados miembros y la retención en origen sobre las rentas del capital ahorrado, con vistas al mercado único europeo de 1993, así como sobre la unión monetaria.

La discusión de S'Agaró debe, en teoría, allanar el camino de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los doce, convocada en Madrid a finales del mes próximo, en la que la fiscalidad y la unión monetaria serán los temas clave del orden del día. Para preparar el Consejo Europeo del 26 y 27 de junio, que amenaza con ser conflictivo, Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea, pasará el viernes por Madrid de camino a Cataluña para entrevistarse con el presidente Felipe González.Christiane Scrivener, comisaria gala encargada de la fiscalidad, pretende mantener a grandes rasgos el proyecto de armonización del IVA de su predecesor, lord Cockfield, que en 1987 propuso que sólo subsistiesen en la CE dos horquillas con un tipo bajo que oscilase, según los Estados miembros, entre un 4% y un 9% y un tipo normal comprendido entre un 14% y un 20%.

Los retoques que Scrivener dará probablemente a conocer a la Prensa el miércoles consisten en, para mermar la oposición del Reino Unido, apegado a un tipo cero del IVA para juguetes, ropa de niños, etcétera, otorgarle una derogación permanente. Para convencer a Francia y a Dinamarca, cuya fiscalidad indirecta es muy elevada, la segunda horquilla será, además, suprimida y sustituida por un tipo mínimo del 15%, aunque cada Estado miembro estará capacitado para incrementarlo.

Reforma del IVA

La creación del mercado único implica también el pago del impuesto sobre el valor añadido en el país comunitario donde se efectúa una exportación con destino a otro Estado miembro, como ocurre actualmente dentro de España cuando, por ejemplo, una empresa radicada en Cataluña vende sus productos en Andalucía. Para evitar que los países con una balanza comercial excedentaria tengan mayores ingresos fiscales que los que se encuentran en situación de déficit, Cockfield había ideado una caja de compensación a la que los países exportadores revertirían parte de sus ingresos.

Muchas capitales acogieron con reservas la proposición porque, se temía en Madrid, el mecanismo era tan complejo que se acabaría cobrando tarde y mal. Aun manteniendo la idea de la caja, Scrivener sugiere ahora simplificar su funcionamiento calculando las compensaciones que debe invertir mediante estadísticas macroeconómicas y no en función de los millones de facturas presentadas. El pago del impuesto sobre el valor añadido en el país de exportación sufriría además algunas excepciones para la venta por correo, los aparatos muy costosos, como los ordenadores, y posiblemente los automóviles.

En cuanto a la fiscalidad sobre el ahorro, cuya armonización deberá estar en principio acordada antes de que concluya en junio la presidencia española, Scrivener tardará un poco más en divulgar su nueva proposición, pero parece harto probable que renuncie a la retención en origen del 15% sobre los intereses que propuso en febrero para limitarla ahora a un 10%. Su portavoz ha afirmado que la comisaria no descartaba rebajar la retención.

Mientras el Ejecutivo europeo introduce concesiones en sus directivas con objeto de facilitar un compromiso, algunos Estados miembros llevan a cabo políticas que las alejan cada vez más del teórico objetivo común. El Gobierno de Bonn, que en 1988 puso en vigor una retención en origen del 10% sobre las rentas del capital, acaba de suprimirla, y con esta decisión se suma al bando del Reino Unido y Luxemburgo, los dos países más hostiles al acercamiento de la fiscalidad sobre el ahorro.

Ante la inesperada iniciativa alemana, que torpedea sus proyectos, Delors, por una vez, ha perdido su cautela al declarar que Bonn había "dado una puñalada a la confianza existente entre la Comisión Europea y República Federal de Alemania".

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