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Inquinosa solicita instalar una planta para tratar los residuos de un pesticida

El Gobierno autónomo de Aragón ha encargado a una empresa alemana occidental un estudio sobre el impacto medioambiental de la planta de cracking térmico que la empresa Inquinosa proyecta instalar en Sahiñánigo (Huesca) para el tratamiento de los residuos del pesticida lindano. El vertido de estos residuos al río Gállego ha provocado desde hace dos años una fuerte polémica y las protestas de grupos ecologistas, que lo denunciaron ante organismos europeos.

Los residuos que vierte Inquinosa al río Gállego motivaron que el 15 de noviembre del año pasado la Comisión Europea decidiera tramitar una denuncia contra España por supuesta negligencia en la aplicación de la legislación medioambiental comunitaria.Diversas mediciones registraron un nivel de hexaclorosiclorohexano (FÍCH) de 3,17 miligramos por litro, cuando lo permitido por la normativa comunitaria es de dos. Directivos de Inquinosa aseguran que se cumple lo reglamentado por la Organización Mundial de la Salud, que es de hasta tres miligramos por litro. España solicitó una prórroga en tanto la empresa adoptaba las medidas oportunas para corregir el impacto medioambiental de los residuos. El Gobierno aragonés ha recordado que desde el 1 de enero la Confederación Hidrográfica del Ebro "prohíbe a Inquinosa arrojar nuevos vertidos de FICH en el vertedero de Bailín, cerca de Sabiñánigo". La intención de la empresa es procesar en la nueva planta de cracking, a partir del próximo mes, las 20 toneladas de residuos que genera diariamente.

El dictamen técnico encargado permitirá al Ejecutivo aragonés "evaluar los efectos que puede producir en la zona este nuevo proceso industrial".

Tanto Greenpeace como la Asociación de Defensa del Pirineo Aragonés (Adepa) han denunciado que la nueva planta de cracking fue adquirida por Inquinosa a la empresa alemana occidental Boehringer -según publicaron medios de ese país-, que tuvo que cerrar hace cinco años ante la polémica acerca del impacto que suponía la transformación de los residuos de lindano, al comprobarse la contaminación por dioxinas ("subproductos altamente tóxicos", según los ecologistas). Directivos de Inquinosa manifestaron que la nueva planta, en la que se invertirán 250 millones de pesetas, se abrirá para transformar los residuos de HCH en ácido clorhídrico y trielorobenceno para su venta, y descartaron el riesgo de que se produzcan dioxinas. También negaron que la maquinaria fuera comprada a los alemanes.

Por otra parte, Adepa ha organizado unas jornadas en Huesca y Zaragoza desde hoy hasta el próximo día 17 para informar de los graves riesgos de contaminación que supondrá la realización del proceso de conversión del HCH en ácido clorhídrico mediante el cracking térmico, en el cual se producen dioxinas. En el refinamiento del triclorobenceno se produce una dioxina conocida por la catástrofe de Seveso.

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