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Kadar, lider histórico de Hungría, última víctima del proceso democratizador

El cese de Janos Kadar de la presidencia de honor dell Partido Obrero Socialista Húngaro (POSH), último cargo, que ostentaba el anciano líder comunista, la convocatoria de una conferencia extraordinaria de¡ partido este año y la remisión al Parlamento antes del 1 de agosto de un proyecto de ley para implantar el pluripartidismo en Hungría son los principales resultados, del pleno del Comité Central del POSH que acaba de celebrarse en Budapest.

La reunión se celebró a puerta cerrada, según medios políticos de Budapest a causa de las fuertes controversias previstas, que efectivamente se produjeron. Se han intensificado los rumores que citan al máximo dirigente del partido, Karoly Grosz, como la próxima víctima del vertiginoso proceso de cambios que él mismo desató al relevar a Kadar en la jefatura del partido en mayo del pasado año. Grosz perdió la inicativa en el pleno del Comité Central de febrero ante la presión del ala más radical del reformismo democratizador liderada por el ministro de Estado y miembro del buró político Irnre Poszgay.Todo indica que Poszgay se impuso de nuevo el lunes y que la conferencia extraordinaria anunciada puede acabar con la carrera política de Grosz.

Dinámica reformista

Fue en una reunión de este tipo en la que Grosz, aliado entonces con el ala reformista, logró arrebatar el mando a Kadar y a los continuistas en tomo a Janos Berecz. Éste perdió todos sus cargos el mes pasado. La dinámica de las reformas han dejado a Grosz entre los más conservadores del Buró Político.La conferencia extraordinaria tiene como objetivo declarado preparar al partido para unas elecciones generales a las que por primera vez desde 1947 concurrirán formaciones no comunistas. Nadie duda en Budapest de que el cabeza de lista que mejores resultados puede prometer al POSH es Poszgay. Pese a los adversarios que tiene en el partido, todo hace suponer que el aparato se decidirá por el candidato de mayor popularidad que es el ministro de Estado.

En el pleno del Parlamento húngaro que se celebra hoy, el primer ministro, Miklos Nemeth, va a presentar a su nuevo Gabinete, en el que habrá seis nuevos ministros, todos ellos marcadamente reformistas.

Un día antes del pleno, la Prensa húngara se hizo eco de un sondeo que otorga a Grosz la confianza del 50% de la población, mientras Poszgay alcanzaba un índice del 70%, y el otro ministro de Estado, Reszö Nyers, del 62%. Si se confirma el objetivo de Poszgay, que es convertirse en el próximo jefe de Estado, que gozará de amplios poderes en una nueva Constitución presidencialista, Nyers, un antiguo socialdemócrata y el padre de la reforma económica húngara de 1968, antes de ser marginado por presiones de la dirección política brezneviana, es el más probable sucesor de Grosz en la jefatura del partido. Con el dúo Poszgay-Nyers los comunistas pueden acudir a las elecciones con una candidatura atractiva y popular que rompiera con la audiencia de Kadar y una historia de represión y gestión económica catastrófica, que son sus peores lastres.

El pleno del Comité Central tomó una importante decisiónadicional al poner bajo órdenes del Gobierno a las milicias obreras, un cuerpo paramilitar que según los intelectuales húngaros y los partidos de la oposición, es uno de los mayores peligros de desestabilización para la transición democrática. Las fuerzas democráticas húngaras han solicitado la disolución de todas estas fuerzas. La decisión del partido parece indicar que el desmantelamiento de estas unidades comunistas armadas está ya en marcha.

Kadar, gravemente enfermo y, según fuentes cercanas al partido, mentalmente incapaz siquiera de mantener una conversación, ha pasado a la historia y han quedado definitivamente abiertas las puertas a la rehabilitación política de Irnre Nagy, el primer ministro húngaro derrocado por la invasión soviética en 1956. En vísperas del pleno del Comité Central, Kadar fue objeto de duros ataques por parte de dirigentes del partido, entre ellos el propio Grosz.

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