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LATINOÁMERICA VOTA

Huelga de la policía boliviana en vísperas de la elección

Incidentes aislados entre grupos de manifestantes y una oportunista huelga lahoral de la policía marcaron ayer el inicio de las 48 horas de reflexión otorgadas a los bolivianos, convocados a las urnas para mañana, para elegir presidente y Parlamento por tercera vez desde la recuperación de la democracia, hace siete años. La tranquilidad en que ha transcurrido la campaña se vio alterada en la noche del jueves, en las últimas horas en que se permitía realizar propaganda, por enfrentamientos entre partidarios de las distintas candidaturas que se disputaban los mejores espacios urbanos para pintar nombres y colores de sus líderes.

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El país se vio sacudido en los últimos días de la campaña por los conflictos internos en el Grupo Especial de Seguridad, la unidad policial que tendrá a su cargo la vigilancia de las elecciones. El regimiento del GES en La Paz, más otros tres de la ciudad y, probablemente, algunos más en el resto del país, aprovecharon la coyuntura electoral para declararse en emergencia laboral y exigir mejoras salariales. Los mandos policiales, que en un principio negaron el conflicto, accedieron a aumentar la paga en un 15%.Pese a los incidentes y las protestas policiales, las calles de La Paz mostraban su actividad habitual, tras el último esfuerzo de los nueve candidatos a la presidencia por influir en cerca de un 25% de indecisos.

Gonzalo Sánchez de Lozada, el candidato anglohablante del gubernamental Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) aprovechó los momentos finales de la campaña para pedir, en su español agringado, que no se vote por él, sino por quien represente lo mejor para Bolivia. Modestamente agregó que lo mejor para Bolivia es él.

Similares mensajes emitieron los otros dos principales candidatos, el ex dictador de derechas y ex general Hugo Banzer Suárez, candidato de la Acción Democrática Nacionalista (ADN), a quien se le otorga las mejores posibilidades en la elección de mañana, y el socialdemócrata Jaime Paz Zamora, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

Gane quien gane, estiman aquí las observadores, la situación general del país no mostrará grandes cambios. El tema que domina la vida política boliviana es el plan de estabilización económica lanzado por el actual Gobierno de Víctor Paz Estenssoro, conocido como el decreto 21.060. Éste plan ha detenido la hiperinflación -que llegó a 25.000% hace apenas cuatro años-, dado garantías a la inversión extranjera y prestrado cierta normalidad a las cuentas nacionales, al costo de miles de despedidos de las empresas estatales, baja de salarios reales y una brutal reconversión industrial. Banzer y Sánchez de Lozada han declarado que mantendrá n en 21.060%, aunque con correcciones, mientras que Paz Zamora lo ha criticado sólo por imperativos electorales.

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Estabilidad asegurada

Tal vez por ello el embajador norteamericano, Robert Gelbard, emitió una declaración en la que mostraba la satisfacción de su país con el proceso electoral boliviano y la seguridad de Washington de que la estabilidad está asegurada.Las campañas de los tres principales candidatos, marcadas por similares pautas, han estado orientadas a la diferenciación de estilos y a los llamamientos a la de identificación emocional. Bánzer, con "mayores recursos, lanzó desde el comienzo una campaña ganadora, destinada a convencer a los indecisos de que iba a arrasar. "Votar a perdedor es perder tu voto", afirmaba en una campaña ideológicamente ambigua pero visualmente atractiva, en el que su principal mensaje era que "Bolivia es más grande que sus problemas". Sánchez de Lozada, que utilizaba su apodo familiar de Goni, se ha beneficiado de una machacona y eficaz campaña, estatal de apoyo a su candidatura. En mangas de camisa ha recorrido el accidentado territorio con la promesa de crear 250.000 empleos en un país agobiado por un paro de cerca del 20%, agravado por la política de estabilización alentada por él mismo desde su anterior puesto como ministro de Planificación. Paz Zamora denuncia que las otras dos candidaturas le han copiado su programa y ha intentado desmarcarse de sus oponentes con un estilo más agresivo y una denuncia sistemática del pasado antidemocrático de Banzer y la insensibilidad social del partido gobernante.

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