Peligra la reducción de los gases que dañan el ozono
La denominada Declaración de Heisinki, que propone el cese gradual del consumo y la producción de los gases clorofluorocarbonos (CFC) hasta su eliminación total en el año 2000, así como la ayuda por parte de los países industrializados a los en vías de desarrollo para que éstos puedan cumplir con tales metas, fue ayer el centro de los debates de la reunión convocada por los países firmantes del protocolo de Montreal. Estos debates han mostrado que existen divergencias muy significativas entre unos países y otros y que no será fácil llegar a acuerdos que puedan materializar la reducción real de estos gases nocivos.La idea de la creación de una fundación de apoyo a los países del Tercer Mundo, que fue ex puesta por primera vez por el re presentante de la República Popular de China en la conferencia sobre la protección del ozono celebrada en Londres, ha sido retomada en Helsinki, aunque con posiciones diferentes. Así, Noruega, a través de su ministra de Medio Ambiente, Sissel Roenback, anunció el respaldo de su Gobierno a esta iniciativa y el ofrecimiento de destinar el 0,1 % del producto nacional bruto (unos 100 millones de dólares anuales) para su creación.
Los países industrializados son responsables de cerca del 90% de la producción mundial de los CFC, principales destructores de la capa de ozono, y deben contribuir a aliviar el coste que su sustitución implica para los países pobres. La investigación, desarrollo y, por tanto, la comercialización de los productos sustitutivos supondrá un coste significativamente mayor que el de los actuales CFC. Para países como China la sustitución de los actuales gases implica un problema prácticamente insoluble.
Las delegaciones de Brasil, Argentina y México plantearon ayer su preocupación ante la posibilidad de continuar en una situación de dependencia tecnológica.
La decisión de Noruega fue bien recibida por los delegados del Tercer Mundo, y es apoyada por los demás países nórdicos. Suecia está ya financiando algunos proyectos de preservación del. medio ambiente en países del Tercer Mundo, y el presidente de Finlandia, Mauno Koivisto, formuló una promesa de colaboración en el mismo sentido.
La idea de la fundación presupone además decidir quiénes contribuirán, quiénes tendrán el poder de decisión y en qué forma se administrará esa ayuda.
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