El general Noriega invoca la revolución

Tumbado en una hamaca a la sombra de un palo de mango, el general Manuel Antonio Noriega pasó el jueves 20 de este mes en la localidad de La Palma, en el corazón de la selva del Darién, su tierra natal. Mientras los indígenas bailaban al ritmo sensual del bunde-bullerengue, el hombre que desde su posición de comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa gobierna Panamá acumulaba fuerzas para resistir una nueva embestida de Estados Unidos y reafirmar su poder tras las elecciones presidenciales y legislativas que se celebrarán en el país el próximo 7 de mayo.

Una semana después, con las baterías cargadas, el general Noriega prometía cambios revolucionarios a centenares de torrijistas que proponían reinstaurar el "poder popular" de Omar Torrijos. Noriega respaldó esa idea y anunció que era sólo "la primera puerta para una verdadera liberación". "Es el primer paso de la ruptura de las estructuras que hay que hacer en el próximo período presidencial", proclamó Noriega ante un público enardecido que, como en Nicaragua, gritaba "¡Poder popular!".Los asistentes al acto, que constituyó la resurrección pública de las ideas de Torrijos, acababan de firmar una resolución en la que se pedía la reforma de la Constitución para que el grupo de los 505, una forma de representación inventada por Torrijos, al estilo de las elecciones de base en los países socialistas, sea reconocido como Cámara baja del sistema parlamentario panameño.

Noriega ratificó el regreso a la doctrina de Torrijos. "Si en el pasado nos equivocamos, hay que volver al cauce, que es volver al torrijismo, al poder popular", dijo desde el teatro Balboa, uno de los lugares de acceso prohibido a los negros durante los años en que fue zona norteamericana.

Las encuestas dan perdedor a Carlos Duque, candidato de la gubernamental Coalición de Liberación Nacional (Colina), en la que también están los comunistas, pero pocos observadores creen que los resultados oficiales den vencedor al aspirante de Alianza Democrática de Oposición Civilista (Adoc), Guillermo Endara.

Plebiscito

La oposición ha planteado estos comicios como un plebiscito contra Noriega y, con las banderas de la democracia, el anticomunismo y la recuperación económica, ha ganado fácilmente el respaldo de las clases media y alta del país.El Gobierno utiliza consignas sobre la defensa de la soberanía nacional, supuestamente amenazada por la presión de Estados Unidos sobre el general Noriega, quien tiene pendiente en Florida un proceso por tráfico de drogas. Hace un año el Gobierno norteamericano congelé los fondos panameños en Estados Unidos y aprobó una serie de sanciones económicas contra Panamá.

La presión se ha incrementado a medida que se acerca la jornada electoral, que para los funcionarios norteamericanos es la fecha de un fraude anunciado. "No vemos datos que permitan pensar en un cambio de actitud sobre las medidas contra el régimen de Noriega. Todo indica que las medidas que se decidan después del 7 de mayo van a estar en una línea dura", comenta un portavoz de la Embajada de EE UU.

Hasta ahora, la actitud de Wasdington ha actuado de hecho en favor de la candidatura gubernamental. En un período de dos semanas se han acumulado varios sucesos que han dado oxígeno al régimen: la detención en Miami, en posesión de drogas, de un prominente personaje de la oposición, el empresario Carlos Eleta; el descubrimiento de un antiguo plan de Ronald Reagan para eliminar a Noriega; las noticias sobre la ayuda de la CIA a la candidatura de la oposición; y el desmantelamiento por la policía panameña de dos burdos planes de espionaje con participación de norteamericanos.

El Gobierno ha recuperado apoyo y moral, y cree que podría influir en un 30% del electorado que se encuentra indeciso.