62 teólogos españoles acusan al Vaticano de actuaciones "autoritarias y excluyentes"
FRANCESC VALLS, Un total de 62 teólogos españoles han suscrito un documento, en el que acusan al Vaticano de realizar "actuaciones excluyentes discriminatorias y autoritarias". Los firmantes critican las medidas de censura y de consolidación de un modelo de catolicismo involutivo que, a su juicio, se dan también en la Iglesia española. El texto, el de más respaldo numérico de los realizados por teólogos progresistas, es también una expresión de solidaridad con la llamada Declaración de Colónia, suscrita el pasado 5 de enero por alrededor de 200 profesores de Teología de países centroeuropeos y en la que se denunciaban diversos aspectos de la actual situación de la Iglesia.
El manifiesto fue dado a conocer ayer y ha sido suscrito por 62 personas, de las que 45 son profesores de teología o asignaturas afines en centros de estudios eclesiásticos; otros son profesores en -universidades públicas y algunos colaboradores en publicaciones católicas. Los firmantes proceden de Galicia, País Vasco, Cataluña, Navarra, La Rioja, Baleares, Valencia, Andalucía, Canarias, Madrid y Castilla León. Dos colectivos han suscrito como tales la declaración, la Asociación de Teólogos Laicos y el Grupo de Mujeres Teólogas de Madrid. Se trata del texto que mayor respaldo ha encontrado en medios teológicos progresistas de cuantos se han realizado en España en los últimos años.Entre quienes firman el documento figuran personas pertenecientes a congregaciones religiosas: jesuitas, dominicos y claretianos, así como sacerdotes seculares y teólogos sin vinculación al ministerio sacerdotal. José María Díez Alegría, Julio Lois, Joan Llopis, José Ignacio González Faus, Benjamín Forcano, José Gómez Caffarena y Andrés Torres Queiruga se encuentran entre quienes respaldan el documento.
Según un comunicado de prensa facilitado ayer mismo por los firmantes, algunas personas que podían haber suscrito este texto no lo han hecho por "prudencia". A propósito de este asuntos, el propio cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recordaba recientemente que la Declaración de Colonia podía haber sido firmada por más teólogos, que no lo hicieron probablemente debido a la prudencia.
En medios progresistas se afirma que algunas personas no quieren poner en peligro su situación dentro de instituciones. Sin embargo, algunos de los ahora firmantes se habían adherido anteriormente a la declaración de sus colegas centroeuropeos, aunque no con un documento propio como sucede ahora.
Uno de los últimos textos criticando lo que en sectores progresistas se denomina "involución eclesial" fue dado a la publicidad a raíz de las destituciones el año pasado de José María Castillo, Juan Antonio Estrada y Benjamín Forcano. Los dos primeros, jesuitas, se han visto apartados de sus cargos docentes en Granada, mientras que el tercero, claretiano, fue destituido como director de la publicación Misión Abierta, que edita su congregación.
La destitución de los tres religiosos citados se produjo después de que desde la cúpula de la jerarquía eclesiástica se expresara la preocupación por la enseñanzas que impartían o los puntos de vista que expresaban en publicaciones. En ambos casos las decisiones las tomó la propia congregación religiosa, aunque no ha sido ajena la cúpula de la Conferencia Episcopal española, según sectores eclesiásticos progresistas.
Situación de involución
Juan José Tamayo, secretario de la Asociación de Teólogos Juan XXIII y uno de los firmantes del texto de los 62, manifestó ayer a este diario que "la situación de involución se da también en España, donde desde la cúpula del episcopado se está adoptando una actitud beligerante con la disidencia dentro de la Iglesia y muy especialmente ante la sociedad democrática y pluralista".
Dentro de la Iglesia, según Tamayo, existe "una insistente afirmación de aspectos disciplinares con desatención de la dimensión evangelizadora y eso se traduce en un fuerte control de pensamiento, que se da en revistas de información religiosa y pensamiento cristiano". Esta situación desemboca, a su juicio, en que la teología está más centrada "en reproducir lo dado que en la libre circulación de ideas".
Para Tamayo, "la teoría del acoso a la Iglesia por parte del poder no se sostiene, máxime cuando goza de una serie de privilegios -subvenciones a la enseñanza, exenciones fiscales y apoyo económico- difícilmente aceptables en un Estado no confesional".
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