Aventura del inédito

Javier Memba (Madrid, 1959) llevaba años pateándose despachos de editores, enviando cosas a concursos, publicando en sitios marginales y pasando completamente inadvertido, hasta que se le ocurrió enviar a Alfaguara su Homenaje a Kid Valencia, y ocurrió el milagro. "Y cómo voy a estar: contentísimo; me siento como las mujeres embarazadas o algo así. Es que es lo mismo, es igual que una maternidad".Marcos Ordóñez, periodista de 32 años, nacido en Cistierna (León) y afincado en Barcelona, sintió miedo antes que otra cosa al tener en la mano su primera criatura: una novela de 700 folios que se llama El signo de los tiempos, publicada el año pasado en Plaza y Janés. "Me costó que la aceptaran", asegura, "porque la versión original tenía 900 páginas y en las editoriales se echaban a temblar".

Algo parecido le sucede a Álvaro García, malagueño de 23 años. Tardó casi cinco en reunir todos los poemas que integran La noche junto al álbum, libro con el ganó el último Premio Hiperión de poesía. Se considera con suerte, porque lo único que tuvo que hacer fue meter el original en un sobre y enviarlo al concurso. Y ganarlo.

Reina Roffé, bonaerense de 37 años, envió a Beatriz Moura (Tusquets) un ejemplar de su novela La rompiente y tardó varios meses en recibir una carta en la que se le decía que aquello interesaba.

El caso de Pilar González Martínez, gijonesa ("¡Huy!, no confieso mi edad: alrededor de los 40") y profesora de Sociología, es algo distinto: fue ella quien escogió editorial para su ensayo Aporías de una mujer. Emilia Pardo Bazán, resumen de su tesis doctoral. "Siglo XXI es una editorial que siempre me ha gustado, así que cogí los folios y allí me presenté. La verdad es que no tenía ninguna duda de que me lo iban a publicar, aunque ahora que lo pienso no sé de dónde sacaba yo tanta confianza".