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La eutanasia no fue la causa de 44 muertes atribuidas a cuatro enfermeras de Viena

En la tarde de ayer se arrestó a la enfermera Stephanie Mayer, de 50 años, la cuarta involucrada en los asesinatos del pabellón cinco del hospital Lainz, en Viena. Según informó anoche el director de la policía, Bögl, las autoras habían confesado ya 44 asesinatos. Afirmó también que en muchos de los casos hubo violencia física y que no quería "molestar a los familiares de las víctimas con detalles escabrosoos". Este hecho descarta la tesis, mantenida por las inculpadas, de que procuraron la eutanasia a los ancianos.

Las otras acusadas en el más importante caso criminal austriaco desde 1945, son Waltraud Wagner, de 30 años, que parece haber dirigido el escuadrón de la muerte, y que parece ser responsable directa de 20 de los fallecimientos, según el director de Seguridad de la capital austríaca, Franz Priebsnitz, María Gruber, de 27 años, e Irene Leidolf, de 28 años.Por lo menos 22 de los ancianos, entre 75 y 85 años, fueron ahogados con agua, apretándoles la nariz e introduciéndoles líquido por la boca hasta morir. Bögl no descartó que se efectuaran más arrestos en el curso de la noche, ya que este caso criminal, el más importante desde 1945, está "adquiriendo dimensiones horrendas". Otros fallecimientos se produjeron por sobredosis de insulina. El número de víctimas podría ascender a 100 y la policía estudia todas las fichas clínicas de los fallecidos en ese pabellón desde 1983, cuando se produjo el primer asesinato.

En el hospital Lainz, que es un enorme complejo sanitario ubicado en la periferia sur de Viena, hay ambiente de conmoción. Los familiares de hospitalizados piden traslados, los enfermos se niegan a recibir inyecciones y la incógnita es cómo tres enfermeras sin título que sólo desempeñaban funciones de auxiliares, tenían acceso a insulina y otros medicamentos. La consejera municipal conservadora Maria Hampl-Fuchs ha pedido la dimisión del socialista de Alois Stacher, responsable de la salud en Viena, informa France Presse.

Las cuatro acusadas han mantenido que querían "ayudar a morir" a enfermos que "no tenían esperanza alguna", pero también declararon que "habían eliminado a los molestos". La policía en cambio, declaró que la versión de matar por compasión les parecía poco creíble por los crueles métodos utilizados.

El doctor Franz Pesendorfer, jefe del pabellón cinco, declaró que estaba "destrozado de ver cómo de un día para otro las personas con las que he trabajo durante años, creyéndolas eficientes y dedicadas, son asesinas".

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