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Tribuna:LA ÚLTIMA DÉCADA
Tribuna
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Vuelven los sesenta

Los sesenta están pugnando de nuevo. Todavía de forma incohe rente, a fogonazos, se descubren unas veces en retrospectivas de exposiciones de pintura (Andy Warhol) o en movimientos inse pultos (Los situacionistas, en el Beaubourg). Otras veces se ras trean en nuevas propuestas de moda (Le Jardin des Modes, número de marzo), en reivindicacíón de autores y en tentativas de retornar a teorías con proyecto No drug, no ideals, nofuture (No a la droga, no a los ideales, no alfuturo) ha sido el lema de esta década trivial, indiferente y promiscua que se clausura con el siglo. Pero, levemente aún, los apuntes hacia la superación del pensamiento lla mado blando y el restablecimiento de utopías endurecidas, nuevas o renovadas, es una corriente que afluye por distintos ámbitos.El Dont worry, be happy de Bobby Mac Ferrin podría convertirse en el sello con el que se ha rubricado la decena. Gorros, camisetas, chapas se han vendido desde hace unos meses con este eslogan a lo largo de los países más desarrollados, pero no necesariamente entre la gente más acomodada y satisfecha. La alternativa a la beata felicidad que se canta no ha tardado en aparecer en un número de la revista neoyorquina The Village Voice, en la cual, en lugar del dont worry, be happy, se propugna un do worry, be angry, correspondiente a tiempos que ya rebuscan su sentido en la profusa promoción del sinsentido.

En cuanto a los sesenta, dos nuevos datos, entre otros, recalcan su actual regreso. Uno lo constituye la extraordinaria muestra de 200 fotografías sobre los sixties que exhibe actualmente y hasta el 14 de mayo la revista Life (fotos de Eve Amold, Ralph Crane, Gordon Park, Alfred E¡senstaedt) en la Quinta Avenida de Nueva York. El otro indicio es la utilización de la influencia del comié con finalidades de denuncia política, según da testimonio el libro Brought to light (Sacado a la luz), recientemente editado en Londres por Joyce Brabner, una ex radical norteamericana de aquellos años.

La idea de publicar comies políticos (sobre el Irangate, Nicaragua, las conexiones entre el comercio ¡legal de armas, el tráfico de drogas, la CIA, etcétera) está basada en que, según las investigaciones del Pentágono, el comic es el vehículo más eficaz para hacer penetrar ideas e informaciones. En su caso, ella como editora, Alan Moore como redactor de los textos y Bill Sienkiewicz como dibujante, entre otros, toman la idea a la contra y con el espíritu de combate underground, que se daba por extinguido. La editora británica del libro (4,95 fibras) es Titan y en Estados Unidos, tras algunas reticencias de varias empresas distribuidoras que rehuyeron afrontar la posible acusación de antipatriotas, lo ha tomado a su cargo Eclipse.

Elogio de la pureza

Otro revival más o menos emparentado con la referencia a siste mas ideológicos de hace 20 o 30 años se registra también en la ar quitectura y en el diseño, por ejemplo, con la nueva apreciación del estilo moderno depurando parte de la ornamental ola pos modernista que continúa reinando. Grandes arquitectos, como el italiano Renzo Piano, reciente medalla de oro del Riba y asimila do a la última oleada de las cons trucciones de alta tecnología -es autor con Rogers del Centro Pompidou, por ejemplo-, cons truyen ocultando bajo formas puras los elementos de high-tec que otros, como Nouvel, Rogers o Foster, enfatizan en sus últimos edificios insignia: Instituto Árabe de París, la Lloyd's en Londres, Hong Kong y Shangay Bank en Hong Kong, respectivamente. El nuevo Museo de Houston, la denominada colección Menil, diseñada en colaboración con Fitzgerald & Partners, es un ejemplo de esa modestia en la forma, como la denomina Jorge Sainz en Arquitectura Viva.

Paralelamente, al otro lado del continente americano, el equipo formado por el británico Paul Fortune, diseñador, y el norteamericano Frank Israel, arquitecto discípulo de Frank Ghery, considerados los más sofisticados de Los Ángeles, han optado por la nueva sobriedad, Unas de sus últimas obras han sido las oficinas para Propaganda Films, que constituye actualmente la mayor casa de producción de videoclips del Pacífico. Ella es la realizadora para U2, Liza Minelli, Bruce Sprinsteen y Rod Stewart, entre otros personajes. Por su parte, Roy McMaking, famoso creador de muebles, lanza también en Los Ángeles una moda de austeridad basada en el estilo del arquitecto Irving Gill, contemporáneo de Frank Lloyd Wright, que intentó simplificar hasta la abstracción el estilo Missión, célebre a comien zos de siglo. Mesas en las que es dificil no sentir la idea de devastación y sillas apropiadamente rígidas.

Finalmente, no puede considerarse sólo una casualidad que el último año hayan sido dos arquitectos tan representativos del estilo moderno en los años cincuenta como Oscar Niemeyer y Gordon Bunschaft quienes merecieran conjuntamente el Pritzker, máximo galardón internacional de arquitectura.

El hartazón japonésAlgunas líneas se depuran -aunque sectorialmente- en la arquitectura internacional, pero la época continúa siendo el albergue de la diversidad, el tiempo de lo erimero y de la tentativa casa permanente. En cuanto a la cultura textil, se ha registrado un fenómeno que, dentro de sus diferentes expresiones, parece consolidarse como un cambio de relativa consistencia: el hartazgo de los japoneses.

La atracción por lo japonés, por la estampa de su espiritual indumentaria, ha empezado a agotarse. Los diseñadores internacionales, incluidos los mismos japoneses de mayor prestigio, muestran su fatiga por la reproducción de modelos que han recreado hasta el delirio a lo largo de los últimos siete años. El genial Yohjy Yamamoto, el creador más zen de la época, ha empezado a abandonar las prendas desformalizadas, con caídas desvaídas y un look fantasmal o pauperizado, para elegir producciones más asentadas y líneas curvas destinadas a anatomías con una mayor concreción carnal y menos propensas, por tanto, al juego con las sutilezas del anterior espiritualismo importado. Por su parte, Rei Kawakubo, otro grande, ha transmutado a la modelo que exhibía hace unos años con atuendos negros, blancos o grises, ordenados a la manera turbadora del fin de la tercera guerra mundial, para concentrarse en el tipo de una mujer saludable que viste muselinas de color azul y rosa. Dentro de su inexorable arbitrismo, el mismo Jean-Paul Gaultier ha sustituido a la célebre mujer con aditamentos de soldado de 1984 (la guerra otra vez) por una vulgar idea de sex-symbol magnificada con aderezos barrocos.

El optimismo regresa, en general, al tablero del diseño textil, mientras en el Reino Unido se observan ya en quiebras económicas los costes del exceso inversor en el que se aventuraron decenas de diseñadores. A mediados de los años ochenta, numerosos jóvenes estilistas ingleses vivieron buenos momentos, y algunos como Galliano, Body Map, Richmond/Cornejo, Richard Torry, Leigh Bowery y Stephen Linard ganaron sumas fantásticas. Desde 1987, sin embargo, una parte del sector, acosado por la competencia interior y exterior, se encuentra en apuros. La revista City International, informando sobre cómo viste la juventud en Londres, pone el acento en una ropa sin sofisticaciones. Una ropa que se improvisa y se combina al azar, como la música acid house, dice. Entre tanto, en Milán, lo chic es que el diseñador de éxito haya ubicado o vaya a ubicar su comercio entre las paredes de un antiguo palacio. Arman¡ ya posee su sede suntuaria en la calle Borgonuovo. Pero ahora Giancarlo Ferré está acondicionando el palacio Lyberty, Gianni Versace se instala en la venerable casa Rizzofi y Kirizia lo está intentando con un edificio del siglo XVIII. Entre tanto, lo que empieza a hacer furor en la ciudad milanesa son los lofís, emplazados en los barrios industriales de Porta Genova o detrás de los Navigli. En el viejo Madrid no han llegado a cundir mucho. Para vivir en un loft hay que seguir un estilo de vida en el que el espacio diáfano se integre. No hay nada más dificil que intentar por un impulso estético acomodar la vida al loft.

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