Cárceles y paraísos
EL PAÍS Ante el aumento de la presión fiscal de los últimos años, son muchos los personajes famosos que tratan de evadir impuestos utilizando los procedimientos más variados, bien sea al no hacer su declaración de la renta o al cambiar su lugar de residencia a otro país con más ventajas fiscales.
Entre los casos más conocidos está el de la actriz italiana Sofia Loren, que pasó 17 días en la cárcel romana de Caserta por no pagar sus impuestos en los años sesenta, y el del director de cine sueco Ingmar Bergman, que abandonó su país y fijó su residencia en Múnich en 1976, tras ser acusado por el Gobierno de Suecia de fraude fiscal.
Entre los españoles, el abogado Luis Vitoria y Garayo fue enviado preventivamente a la cárcel en 1987 por delito fiscal. El cantante Julio Iglesias, acusado de no declarar la renta durante los años 1973, 1974 y 1975. El cantante alegó en su defensa que durante esos años residió fuera de España, en Panarná; más tarde se fue a las Bahamas y actualmente vive en Miami. También el cantautor Joaquín Sabina fue requerido por Hacienda para justificar sus ingresos de los años 1982, 1983 y 1984, y el urbanista de Lanzarote César Manrique fue acusado de fraude por no haber presentado la declaración de la renta entre los años 1979 y 1983. Más recientemente, el caso del humorista Pedro Ruiz ha acaparado las páginas de la Prensa. Marujita Díaz fue acusada de delito fiscal el pasado año por haber defraudado al Tesoro público unos 18 millones de pesetas , corre spondientes a los ingresos de la cantante en el año 1982, según el fiscal.
En el gremio de los deportistas también se encuentran casos en los que se trató de aligerar la presión fiscal. Algunos cambiaron su lugar de residencia, como Severiano Ballesteros, que lo hizo a Mónaco, y los hermanos Sánchez Vicario, que tramitan su traslado al principado, convertido en el paraíso fiscal de los grandes tenistas internacionales, como Borg y Wilander. El futbolista alemán occidental del Real Madrid Bernid Schuster fue procesado por no haber pagado a Hacienda en 1985 y Enrique Castro Quin¡ fue condenado a pagar ocho millones por idéntica razón.
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