Manoel de Oliveira: "El cine es la más completa visión de la vida"
El director portugués presentó su película 'Os canibais'
Manoel de Oliveira, nacido en Oporto en 1908, el realizador más representativo de la cinematografía portuguesa y uno de los autores más personales y creativos del cine europeo, ha visitado la Filmoteca Española con motivo de las proyecciones que se han efectuado en el cine Doré de su última película, Os canibais. Los caníbales puede definirse, en un primer acercamiento al filme, como una ópera bufa. Obra todavía no estrenada comercialmente en España, ha tenido una gran acogida más allá de los Pirineos.
Basada en la obra de Álvaro Carvalhal, adaptada y con diálogos de Manoel de Oliveira, con música y libreto de Joáo Paes, nos ofrece una historia de amor, a primera vista convencional; una historia de amor y muerte, protagonizada por dos amantes y un rival. Pero en determinado momento, cuando el romanticismo llega a su punto álgido, surge la pirueta propia del genio del director lusitano, y surgen las sorpresas.Esta peculiar ópera, basada en un cuento popular del siglo XIX, a la que su autor define con modestia como "una ironía fantástica", fue presentada con éxito en el pasado Festival de Cannes, recibió tres nominaciones a los Premios Europeos del Cine, fue premiada en Bruselas con L'Age d'Or, recibió el premio de la crítica en el Festival de Sâo Paulo y logró otro por su banda sonora en el Festival de Cine Fantástico de Sitges.
El atrevimiento y vitalidad de Os canibais, su juvenil desparpajo, donde se adivina la admiración por Buñuel de su director, y una alegría que sumerge la crítica social en desbordante ironía, hacen olvidar los 80 años de Manoel de Oliveira, que consigue aquí su más ambiciosa obra fílmica.
Para Manoel de Oliveira, el cine es la propia vida, su pasión, la razón de su existencia, y son sus proyectos los que le mantienen en la esperanza. "Mi próximo proyecto es una coproducción con España, con Paulo Branco, donde son protagonistas cuatro derrotas sufridas por Portugal frente a los romanos, los castellanos (Toro), los musulmanes (Alcazarquivir) y la sufrida en la guerra colonial".
El respetado cineasta, que debutó en el cine con un espléndido documental, Douro, faina fluvial, en 1929, acabado dos años después e inspirado en su atmósfera sinfónica y poética en Berlín, sinfonía de una gran ciudad, de Walter Ruttman, nos recuerda. que no hizo su primer largometraje de ficción hasta 1942, Aniki Bobó,una visión neorrealista centrada en las gentes de los barrios populares. Pero fue su posterior tendencia, su aproximación al teatro y la literatura, la que le permitió desarrollar en toda madurez su personalidad de artista cinematográfico.
"El cine es todo. Es la vida, la composición, la literatura, el teatro; en fin, todo tipo de representación. Se puede filmar una carta, y una frase, pues todo ello pertenece a la vida. Existe la forma de decir, la voz del actor, el gesto. Las palabras tienen ritmo. Todo son hechos descriptivos. El cine se enriqueció con la palabra, y ésta es reflexiva. El cine nos da una visión total de todas las representaciones que existen en la vida, y es su visión la más compleja y completa que existe".
Los amores frustrados
Entre las peculiares empresas artísticas de Marioel de Oliveira figuran las películas que componen su tetralogía sobre los amores frustrados: O pasado e o presente, según la obra de Vicente Sánchez; Amor de perdiçao, según el libro de Camilo Castelo Branco; Francisca, adaptación de la novela de Augustina Bessa Luis, y, finalmente, Fanny Owen.En todas ellas existe una denuncia a la burguesía portuguesa, y cierto sentido masoquista, propio de los melodramáticos amores de la literatura portuguesa que alimentan sus guiones. En estos títulos realiza una peculiar puesta en escena, donde los actores, que con frecuencia miran a la cámara, son piezas importantes del propio decorado.
"Los actores no miran siempre a la Cámara, sino casi siempre", afirma Marioel de Oliveira con un esbozo de sonrisa; "es una forma de hacer que el espectador sea activo, participe en la representación cinematográfica y que manifieste sus sentimientos hacia los personajes". "El actor", subraya el director, "es muy importante, pues el personaje no tiene forma hasta que el actor se la da".
Una de las más peculiares películas del director que ha desafiado a las convenciones con la adaptación de la obra de Paul Claudel Le soulier de satin, unas siete horas de proyección, es Benilde ou a Virgem-Mâe. La adaptación de la obra teatral. de José Regio tiene como protagonista a una joven, Benilde, que sin tener relaciones queda embarazada, pretexto para que la mirada irónica del realizador se pose sobre los tabúes de la sociedad portuguesa.
"BeniIde", afirma el cineasta, "es un filme místico, no religioso, en el que cada personaje tiene razón y actúa según sus convicciones. En cierto modo es una visión sobre el enigma de la religión y de Dios, y no creo que tenga relación con el que después hizo Godard [A vous salue, Marie]. Recuerdo que un día encontré a Godard y le pregunté si él creía que Cristo vendría un día. Me respondió", nos cuenta entre risas Manoel de Oliveira, "que no se había propuesto pensar en ello".
Babelia
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