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Polémica en la Academia Sueca por su silencio ante el 'caso Rushdie'

El caso Rushdie ha provocado una situación de crisis interna en la Academia Sueca de Literatura. Dos de sus miembros, Kerstin Ekman y Lars Gyllentens, han dejado de acudir a las sesiones de trabajo en protesta por la decisión de la academia de no pronunciarse explícitamente en apoyo del escritor indobritánico Salman Rushdie, amenazado de muerte por el régimen iraní. Por otra parte, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) trató ayer el caso en Riad, sin que, aparentemente, Irán consiguiera imponer sus posturas radicales.

Kerstin Ekman ha considerado además la idea de abandonar definitivamente la academia, pero los estatutos se lo impiden ya que la designación es de por vida. De ahí que ahora se considere la posibilidad de introducir algunas reformas en los estatutos, que siguen siendo los mismos de cuando fue creada en 1896.La escritora explicó su actitud de boicoteo al trabajo en la institución por sentirse molesta y apenada después de que la academia se abstuvo de adoptar públicamente tina posición sobre la amenaza contra Rushdle. "Un vital y calificado escritor no puede trabajar si ha de vivir el resto de su vida bajo la amenaza del terror", dijo la académica. Algunos miembros de la academia lamentaron la decisión de sus colegas, y otros manifestaron su malestar de que hubieran expresado su disconformidad en la Prensa en lugar de hacerlo en el ámbito natural que es el seno del propio organismo.

El temor existente ahora es que el conflicto suscitado pueda conducir a una pérdida de credibilidad de la academia en cuanto a su misión más ampliamente conocida fuera de fronteras que es la de adjudicar el Premio Nobel. La academia se encuentra precisamente ahora trabajando en el estudio de las obras de los escritores postulados para este año, cuyo fallo debe emitirse en octubre próximo.

Por otra parte, en la reunión de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) en Riad, Irán Intentó convencer a los demás países miembros que apoyaran la condena a muerte promulgada por el ayatolá Jomeini contra el autor de Versículos satánicos, pero lo más que obtuvo fue la propuesta de Kuwait de que los integrantes de la OCI y "el resto del rnundo" prohiban la "edición, distribución y venta" de la citada obra y de otras similares.

El régimen integrista iraní consiguió, sin embargo, que el caso Rushdie, que iba a ser discutido por el comité cultural, pasara finalmente al comité político de la OCI porque, según palabras del presidente de la sesión, Saud Al Faysal, "existen en él contenidos políticos".

En opinión de observadores políticos, este cambio constituye una pírrica victoria iraní, que en un principio pretendía que el caso Rushdie fuera tratado como el principal problema de la actual sesión de la OCI.

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Irán ha mostrado su satisfacción por el endurecimiento de la postura kuwaití, que implica el boicoteo a las editoriales que distribuyan la novela de Rushdie, pero no lo considera suficiente. Este inesperado aliado, sin embargo, queda compensado por la posición adoptada por Argel, mucho más moderada, en la que se indica que los países musulmanes no deben tomar decisiones que puedan excluirles "de la obra universal de la civilización".

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