_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Morir en Fallas

Ya se sabe que vida y muerte andan liadas aquí y en todas partes. Como la famosa pescadilla, los circuitos de reciclado, el ouroboro y el 69. Esto resulta más evidente en las tierras valencianas donde es alta la densidad demográfica, y de aguas fecales, y es notable la feracidad de sus huertas hasta el punto de que penden racimos de oro bajo los arcos de las palmeras, como recuerda nuestro Himno Regional.La tasa de vitalidad ha de ir acompañada, -según la prestigiosa ley del péndulo-,por una gran variedad de siniestros que se encargue, finalmente, de liquidarla y restablecer el equilibrio. Son famosos nuestros crímenes pasionales y el incomparable colorido de las plagas del campo, de los elementos desatados y de las coyunturas adversas del mercado frutícola. A todos ellos hay que sumar las Fallas. Hay que querer mucho a las Fallas para no llegar a odiarlas. Es mi caso.

Las fallas implican, ante todo, un tiberio colosal en forma de madrugadas ruidosas, petardos incontrolados en manos de nenes sádicos, caos circulatorio, subida dolosa, pero regalada de los precios, altavoces callejeros que parecen conectados a los anunciantes de lavajillas y desfiles eternos a toque de corneta.

El propio delegado del gobiemo, Eugenio Burriel, hubo de negociar la atenuación de algunos artículos de la nueva norma de explosivos para asegurar el lucimiento y autonomía de la pirotecnia amateur. Nuestra singularidad se halla a salvo. En los tiempos homogeneizadores que corren es preferible el martirio a la pérdida de uno solo de los mondongos que habitan las entrañas de nuestra peculiaridad. O sea que jodidos, pero contentos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_